LAS SIETE IGLESIAS

Esmirna, Pérgamo (3ra. Conferencia) (JND)

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SIETE CONFERENCIAS ACERCA DE LOS MENSAJES PROFÉTICOS A LAS SIETE IGLESIAS

 

J. N. DARBY

 

Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles ("") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960, excepto en los lugares en que, además de las comillas dobles (""), se indican otras versiones mediante abreviaciones que pueden ser consultadas al final del escrito.

Escritos Compilados, Proféticos, Volumen 5

 

TERCERA CONFERENCIA

 

Lectura Bíblica: Apocalipsis, Capítulos 2 y 3

 

 

ESMIRNA. En nuestra conferencia anterior vimos que el carácter de juicio recorre el libro completo del Apocalipsis, — en primer lugar, entre las iglesias, y después, en el mundo. Por lo tanto, tenemos al Señor caminando en medio de los candeleros, ejerciendo juicio, tomando nota de todo lo que está sucediendo y diciendo, "Os daré a cada uno según vuestras obras." Y vimos, también, la importancia de recordar la diferencia entre la iglesia vista en el cielo en Cristo, y vista en la tierra como representando a Cristo. Nosotros somos partícipes de Su vida, y estamos unidos a Él en el cielo; pero, es igualmente cierto que Él ha puesto a la iglesia como un vaso para llevar Su nombre ante el mundo, "una epístola de Cristo...conocida y leída de todos los hombres." (2ª Corintios 3: 2, 3 - VM). También comentamos que la responsabilidad de la iglesia aquí abajo no toca de ningún modo la cuestión de la salvación; y también que la fidelidad de Dios para con los individuos no toca el juicio del cuerpo colectivo que lleva Su nombre. Dios, en Su fidelidad, ha prometido llevarlos a la plenitud de Su gloria; pero, al mismo tiempo, Él debe juzgarlos por el fracaso en la responsabilidad en que Él los había puesto aquí abajo. No debemos confundir Su juicio del vaso puesto en testimonio en la tierra, y Su fidelidad a la iglesia, — la esposa, unida por el Espíritu Santo a Cristo en el cielo. Pero, además, Dios juzga a Sus santos de manera individual para bien de ellos, ejercitando sus corazones y conciencias en advertencias; y ellos son bendecidos sometiéndose bajo Sus juicios, mientras "los simples pasan y reciben el daño" (Proverbios 22 : 3), y, a la postre, como un cuerpo, son vomitados fuera de Su boca, mientras todas las pruebas, disciplina y correcciones se vuelven en provecho de la iglesia en cuanto a su llamamiento celestial. En el mensaje a cada iglesia se hace una revelación peculiar de Cristo, con la que se corresponde el juicio peculiar; y también promesas especiales y garantías dadas al fiel, ajustadas a su necesidad especial, que satisfacen el ejercicio del corazón, para sostenerlo.

 

Hemos visto que la primerísima cosa que caracterizaba a la iglesia, considerada en su responsabilidad como es retratada por Éfeso, era que ella se había apartado del poder de su lugar original, había "dejado su primer amor." Tampoco es ahora el tema de la suministración de gracia desde la Cabeza; ya no es más, "la cohesión que aportan todas las coyunturas" (Efesios 4 : 16 - RVA), sino la entrega de reprobaciones, advertencias y promesas, para que actúen en los corazones y conciencias de cada uno de los santos en su responsabilidad aquí abajo.

 

Otra cosa que es bueno recordar aquí, es que nosotros nunca encontraremos que el objeto del mensaje es el poder del Espíritu Santo obrando activamente para formar y reunir. Si de lo que se habla es de juicio, claramente ello no puede ser, porque nunca se puede decir que Cristo juzga la obra del Espíritu Santo. Si el Espíritu Santo obra, es el poder obrando en la gracia. Cristo, al ejercer Su juicio, está dando a conocer Su estimación del uso práctico que ha sido hecho de la obra del Espíritu después que ha sido dado. La primera gran verdad es que el Señor mira a la iglesia como responsable por todo el amor del cual ella es el objeto, y espera una devolución; y si Él no la encuentra, sino que encuentra la dejación del primer amor, que es solamente el triste comienzo de un mayor fracaso, entonces Él dice, "arrepiéntete...pues si no...quitaré tu candelero de su lugar."

 

Entonces, además, presten atención a otra cosa. No son individuos los que son juzgados aquí, sino iglesias (aunque los individuos pueden oír y sacar provecho de las advertencias). El Espíritu habla así a las iglesias; pero no habiendo respuesta de la iglesia, ningún arrepentimiento, al no realizar las primeras obras, ningún regreso al primer amor, el candelero debe ser quitado. Y entonces el mensaje viene individualmente a aquel que "tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias."

 

Pero, aunque ella ha fracasado como iglesia y el candelero deba ser removido, aún hay alguna cosa tal como energía individual para vencer. Y, presten atención aquí, que se trata de vencer en la condición en la que la iglesia se encuentra en sí misma. La responsabilidad de los individuos es la de vencer donde ellos estuviesen. Esto era muy diferente del estado de cosas cuando la plenitud de la bendición fue derramada por el Espíritu Santo. Aquello que debía ser vencido estaba ahora al interior de la iglesia, no solamente en el mundo. "Y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe." Él reavivará el corazón del fiel por medio de promesas para sostenerlo contra el lazo de Satanás en el mundo; pero, cuando la decadencia ha entrado, entonces la conciencia necesariamente llega a ser ejercitada con respecto al mantenimiento del lugar donde ellos estuviesen. Han entrado lazos, dificultades y peligros; porque debemos recordar que, cuando se le habló a Esmirna, la iglesia había caído de su primer amor; y en el momento que el Espíritu se dirige a la iglesia como una iglesia caída, ella deja de ser, en sí misma, un lugar de seguridad para el santo; él no puede dar por hecho que al andar con ella, él anda de acuerdo al poder y a la voluntad de Dios. Una iglesia caída no me puede asegurar del error; estando ella misma bajo juicio, ella no puede ser una garantía con respecto a nada. Verdaderamente ella nunca lo fue; sino el poder apostólico y la energía que la sostenían, y cuidaban de ella, mientras los apóstoles vivían. (Ver Hechos 20: 28, 29 y 2ª Pedro 1: 15.)

 

Después, los individuos son señalados, porque la iglesia ya no me puede garantizar en esto o en aquello. La iglesia puede tener razón en esto o en aquello, pero yo tengo que hacer efectiva mi seguridad en contra de la iglesia, o, en todo caso, con independencia de ella, por medio de la palabra de Dios; pues yo debo discernir lo que puedo y lo que no puedo seguir por medio de la palabra de Dios aplicada por el Espíritu. Pero, por otra parte, este estado de cosas no significa, de ninguna manera, que no hubiese bendición alguna, que no hubiese quedado nada excelente en la iglesia; porque encontramos al Señor reconociendo y alabando muchas cosas. Pero, ciertamente, yo escasamente necesito decir cuán sorprendentemente importante es este principio, a saber, que una iglesia que fracasa deja de ser una garantía; y, por consiguiente, yo tengo que juzgar en responsabilidad individual lo que voy a recibir y lo que voy a rechazar. La iglesia ha sido, tal como fue formada por Dios, un lugar de bendición con respecto al individuo, un guardián para Cristo del estado en el que ellos estaban, como siendo el vaso y la expresión del poder del Espíritu Santo, el resultado apropiado de Su obra; pero esto no es así de ninguna manera ahora que ella ha dejado su primer estado; y, como hemos comentado, de hecho, solamente los apóstoles la mantuvieron siempre en ese estado, como en el caso de Ananías y Safira, la iglesia de Corinto, etc. No obstante, nuestra responsabilidad nunca cambia; ni tampoco Cristo puede fracasar en la gracia necesaria para el estado en el cual se encuentra la iglesia.

 

Yo aprovecharía aquí la oportunidad para hacer un comentario acerca de la palabra, 'desarrollo', que Satanás ha introducido como una palabra muy favorita. Pues bien, hay una perfecta y total infidelidad envuelta en este pensamiento de desarrollo en la iglesia del Dios viviente. No hay nada en Dios que se deba desarrollar; Él es el inalterable origen perfecto de todo. A lo que Dios nos ha llamado ahora es a una revelación perfecta de Sí mismo en Cristo, tal como vimos en 1ª. Juan 1: 1, 2. Allí estaba la manifestación de esa vida eterna la cual estaba con el Padre; y es evidente que no puede haber ningún desarrollo de aquello que ha sido manifestado, a no ser que nosotros podamos conseguir algo más allá de la perfección de Cristo, en quién habita toda la plenitud. Dios es luz; Cristo era la luz verdadera; y esto resplandeció plenamente en la revelación de la gloria de Su Persona, por el poder del Espíritu Santo. ¿Y podemos nosotros conseguir algo mejor o más pleno que esta "Luz"? ¿Podemos agregar algo a esta revelación de la "Verdad"? Hay mucho que se debe aprender acerca de Él; pero lo que aquí es presentado es una Persona, y no una doctrina. Si fuera meramente una doctrina, podríamos conseguir que se agregara algo, — otra doctrina; pero no es meramente una cuestión de doctrina, sino de una Persona viva que ha sido revelada. Entonces bien, ¿si es Cristo mismo, que más puede ser revelado? Nosotros no podemos agregar a lo que Dios ha forjado. ¡Cuán lamentable! el hombre puede decaer de ello, como fue el caso en Éfeso. Ellos habían dejado su primer amor; ellos habían dejado algo: no hay ningún desarrollo en esto. Nosotros siempre podemos aprender, obviamente, y deberíamos estar siempre aprendiendo más sobre aquello que fue revelado al principio; pero Dios siempre presenta perfecta cada cosa en el principio. Porque Dios no puede crear nada sino lo que es perfecto, nada que sea inferior o contrario a Su pensamiento.

 

Por tanto, el hombre en inocencia fue creado perfecto en esa inocencia, y Adán cayó. El sacerdocio de Aarón fue perfecto en su tipo, pero hubo fracaso en Nadab y Abiú. Cualquier cosa que Dios haya sembrado, Él ha sembrado una semilla totalmente correcta de acuerdo con Su pensamiento. Lo que viene de Dios debe ser perfecto, y no puede ser hecho más perfecto por ninguna otra operación, en absoluto. Esta es una verdad muy simple; pero es una verdad que corta de raíz y derriba un sistema completo de pensamientos y sentimientos que podrían poner algo entre nuestras almas y Cristo. No es que Dios no pueda revelar en la criatura más de lo que Él ya ha revelado, y lograr lo que es mejor de lo que fue antes. Él lo hace: el segundo Adán es clara e infinitamente más excelente que el primero. Pero, lo que Él crea es absolutamente perfecto, como la expresión de Su mente en ello. El hombre no puede mejorar o agregar a ello. Lo establecido para nosotros es la manifestación perfecta de Dios en Cristo; aquí la noción de desarrollo es un rechazo del verdadero objeto, o blasfemia. Así lo dice Juan, "Lo que era desde el principio", cuando Él guardaría seguros a los santos. Pero, incluso con respecto a la gloria, como en la responsabilidad del hombre, eso fenece. Dios "te había plantado vid escogidísima, toda ella de buen veduño; ¿cómo pues te me has convertido en sarmientos degenerados de una vid extraña?" (Jeremías 2: 21 - VM). A raíz de esta causa, — cuando algo es puesto directamente en la mano de un hombre, hay alejamiento.

 

Obtenemos entonces otro principio.  Una vez que ha entrado este alejamiento, Dios usa el poder de Satanás que actúa por medio de la hostilidad del mundo, para dos fines: primero, para ejercitar la vida divina en un santo; en segundo lugar, para impedir un mayor alejamiento del Señor. Esta es la "tribulación" que iban a tener; y, por consiguiente, cuando llegamos a Esmirna, oímos de persecuciones. Si ustedes toman la historia de la vida de Cristo, ella fue un ejercicio de prueba y padecimiento hasta que Él llegó a la cruz; y no fue que necesitara la cruz para librarlo a Él de cualquier mal existente; ella solamente resaltó más plenamente Su perfección, que Él pudiera ser hecho perfecto en el justo resultado, como un hombre en gloria, de lo que Él era moralmente. "Por lo que padeció aprendió la obediencia." La manifestación de todo lo que estaba en Él fue presentada por medio de la oposición y el desprecio. Su senda hacia la cruz se volvió más y más oscura. Él tenía que vencer a Satanás, y dice para otros, "Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono."

 

El segundo objetivo para el cual Dios usa el poder de Satanás, en persecuciones y pruebas para los santos, es para evitar un mayor alejamiento de Él mismo. Hay una tendencia constante en el corazón de los santos a tomar un descanso en las circunstancias prósperas, debido a que la carne se vuelve, de manera natural, hacia aquello que es agradable en el mundo para descansar, cuyo resultado es un decaimiento de vitalidad interior; pero esto no sirve. Por consiguiente, Dios dice, "Levantaos y marchad, porque no es éste vuestro descanso; por cuanto está contaminado." (Miqueas 2: 10 - VM). La persecución es la porción natural de la iglesia de Dios mientras esté aquí abajo, en un mundo de pecado. Y cuando la iglesia empezó a descansar al comienzo, Dios se vio obligado muy pronto a introducir la persecución en medio de ellos.

 

En el evangelio de Mateo, el Señor revela de hermosa manera el espíritu y carácter del reino en el sermón del monte: "Bienaventurados los pobres en espíritu"; "Bienaventurados los mansos"; Bienaventurados los de limpio corazón", etc., etc. Bendecir es el carácter en el cual Él introduce el testimonio que Él estaba llevando. Dios estaba mostrando lo que era bienaventurado a Su vista. En aquel tiempo, la gracia de Cristo estaba recién comenzando a ser manifestada, mostrando las consecuencias naturales de los principios y del carácter moral de Su reino. Los milagros que Él ya había realizado habían atraído la atención de multitudes de todo el país circundante, y, por tanto, Él explica aquí a los que oían, el verdadero espíritu y carácter del reino, que ellos en verdad estaban pensando que era absolutamente de otra manera, y dice quiénes son los bendecidos; pero al final del evangelio, en el capítulo 23, es "¡Ay!, ¡ay!, ¡ay!" en vez de bendición. "He aquí vuestra casa es dejada desierta. Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor." Esto fue porque la oposición del hombre fue resaltada totalmente por la manifestación perfecta de lo que Cristo era. El comienzo del evangelio de Mateo era la emanación bienaventurada de lo que estaba en Su corazón, mientras que el curso de Su vida resalta lo que había en sus corazones, y por eso la palabra, "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!", etc.

 

Volviendo al tema, — Dios nos envía tribulación, oposición desde afuera, para resaltar la gracia y para impedir la tendencia constante a la ruina; y con Cristo esto fue siempre y solamente para resaltar la gracia. Por tanto, Dios usa a Satanás como un instrumento para producir bendición incluso para la iglesia. Tomen a Job, por ejemplo. ¡Cuán maravillosamente fue usado Satanás por Dios para bendición en el caso de Job! Es Dios quien comienza la conversación con Satanás, y Él sabía perfectamente bien todo lo que Él estaba haciendo al atraer la atención de Satanás hacia Job, y dice, "¿No has considerado a mi siervo Job?" La maldad de Satanás estaba totalmente dispuesta para infectar y perseguirlo; pero esta malignidad de Satanás fue usada por Dios para traer a Job a aquello que era necesario para su bendición, — a saber, el conocimiento del mal que había en su corazón, lo cual él no habría aprendido de ningún otro modo. Entonces, por otra parte, tomen ustedes a Pablo. Él fue arrebatado al tercer cielo, para obtener allí tal sentido del poder de Dios, que lo capacitaría para su servicio peculiar a la iglesia y al mundo, y tal revelación de la gloria de Jesús como era apropiado para sostenerlo bajo todas las pruebas a través de las cuales él tenía que pasar inevitablemente. ¿Y cuál sería el uso que la carne haría de esto? De qué forma se habría envanecido y habría dicho, «Pues bien, Pablo, tú has estado en el tercer cielo, y nadie ha estado antes allí sino tú.» De manera que se le dio un aguijón en la carne, el mensajero de Satanás para que lo abofeteara; y por esto él rogó tres veces al Señor, que lo quitara de él; pero no, no podía ser quitado, para que Pablo no se pudiera enaltecer en forma desmedida. Pero él obtiene esta seguridad, — "Bástate mi gracia." Eso que llegó a ser una fortaleza para Pablo, en lo que a él mismo le concernía, fue aquello a través de lo cual él aprendió su propia debilidad, — el "aguijón en la carne", el mensajero de Satanás para abofetearlo; porque eso llegó entonces a ser un asunto de la gracia y de la fortaleza de Cristo, y no de Pablo. "Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo." (2ª Corintios 12: 9).

 

Parece asombroso que Dios deba usar a Satanás como un instrumento con el cual probar a los santos, y no interfiera para librar: pero Él lo hace así, tal como lo vemos aquí; porque Él no dice, «Yo te echaré en la cárcel», sino, "el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel"; pero, ¿acaso no podía el Señor haber impedido esto? Por supuesto que Él podía; pero como la prueba era necesaria, si Él hubiera impedido que el diablo actuara de esa forma, Él les habría impedido a ellos las bendiciones que habrían resultado de una prueba tal. Tomen, además, el caso de Pedro. El Señor dijo, "Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte"; ¿Qué? ¿Acaso Pedro no debía ser zarandeado? No, no es así; porque Pedro necesitaba ser zarandeado, debido a que él tenía confianza en la carne. Pero el Señor oró para que su "fe no falte"; es decir, que Pedro pudiera ser sostenido bajo su prueba, — que su corazón no dejara de asirse de Cristo, sino estar asegurado de Su amor y obtener la bendición supuesta. Y Pedro alude a tales pruebas de la fe cuando él dice, "para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo." (1ª Pedro 1: 7).  Y cuando Satanás hubiera cernido la paja del trigo, entonces el Señor lo usaría como Él dijo: "y tú, vuelto a mí, fortalece a tus hermanos." (Lucas 22: 32 - VM).

 

Cuando la iglesia había caído, — había dejado su primer amor, ella tenía que ser puesta en el horno, para evitar que el mundo, sus tentaciones y su maldad actuaran sobre sus propias tendencias perniciosas, mientras permanecía en un cuerpo de pecado y muerte. Mientras la iglesia estuvo caminando en la frescura de su "primer amor", el mundo no tuvo ningún poder sobre ella. Cristo era demasiado vívidamente el objeto delante de la iglesia para que ella se sumergiera en otros afectos que dejan el corazón abierto al razonamiento de la incredulidad. Pero, cuando el "primer amor" fue dejado, entonces la iglesia llegó a ser la presa de su propia carne maligna, actuó según los males de alrededor y, por consiguiente, ella debió ser puesta en el horno, el lugar donde Satanás perseguía, para impedir que ella fuera al lugar mucho más peligroso donde mora Satanás, es decir, el mundo.

 

Versículo 9. "Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico)". Cuando la iglesia fue creada al principio, los cristianos eran pobres y despreciables en apariencia. Al dejar su primer amor, ellos estaban en peligro de caer dentro de la corriente de los razonamientos del mundo; y el Señor deja suelto al príncipe del mundo contra ellos, los deja encontrar su padecimiento donde ellos estaban en el peligro de encontrar un descanso y gozo falsos, pero, el verdadero carácter de enemistad del mundo, en lugar de sus falsas tentaciones que los guio a entrar, y lejos del amor del Padre; y ellos se sumergen en la insignificancia y pobreza dentro de las cuales la oposición del mundo pone a los santos. "Pero tú eres rico", dice el Señor. Estos pocos pobres despreciados poseían una riqueza inagotable. Se multiplicaron y aumentaron en el mundo, y entonces hubo una tendencia a descansar en los efectos producidos y no en el Señor; y el Señor, amándolos demasiado para permitir esto, debe ponerlos en el horno para hacer que se apoyen en Él mismo. Pues Él lanzará a la iglesia en conjunto en su propia porción apropiada y, por consiguiente, Él usa la hostilidad del mundo para conducirla de regreso hacia sus propias esperanzas y privilegios apropiados. Pero, para esto parecería extraño que el Señor deba dejar que ellos sean probados "diez días", si no fuera para enseñarles que su porción es el cielo y no la tierra; que ellos no van a permanecer en la tierra, sino que van a pasar a través de ella como peregrinos y extranjeros, para glorificarlo a Él, el cual fue un extranjero cuando estuvo aquí abajo, y quién, ahora en la gloria, es un extranjero para el mundo, como el mundo. Pero, por otra parte, esto muestra también que la prueba es medida. Dios puede usar a Satanás como una vara, pero él no puede tocar un cabello de nuestra cabeza más allá de lo que se le permite.

 

Pero, la iglesia debe ser traída a la conciencia profunda del estado desde donde ella ha caído tan profundamente. Por este motivo, Cristo no sólo permitió al diablo a echar algunos de ellos en la prisión, sino que también dice, "Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida." Ellos pueden ser martirizados, ¿y entonces qué? Jesús les da una corona de vida. La iglesia se había deslizado al interior del mundo; y, a pesar de eso, dónde la fe viviente estaba en ejercicio, el efecto era darle a Cristo Su verdadero lugar, y para fortalecer todo. Una vez llegada la cuestión de abandonar a Cristo, había mártires, quizás incluso entre los más mundanos. Esto es visto a menudo. Tal como lo es ahora, en el día en el cual nosotros vivimos. Los cristianos están buscando lo que el mundo busca principalmente, riqueza, poder e influencia: y estas tres cosas son justo lo que el Señor no tenía. ¿Y puedo yo decir que soy un extranjero donde tengo poder e influencia? Ciertamente no; y si el Señor vuelve la corriente contra ellos, entonces deben atravesar el horno. Si la iglesia se interesa en el mundo, en cualquier sentido, como su porción, debe dejar a un Cristo celestial y a un Cristo crucificado. La iglesia de Dios no puede estar asociada con el mundo y con la religión sin que ella pierda su verdadero carácter.

 

El objetivo del Judaísmo era asociar la religión con este mundo, con la tierra. Y Dios probaba así si el hombre podía ser atraído al propio Dios a través de cosas terrenales que estaban asociadas con Él. Con este objetivo, Dios les dio un templo magnífico, vestimentas hermosas, ceremonias espléndidas, la música y el canto, para que Él pudiese mezclar los sabores y sentimientos de la naturaleza con Él mismo. Pero, noten que todo esto necesitaba un sacerdocio entre ellos y Dios; porque no se trataba de la presencia de Dios, como luz, en el cielo, y la comunión pacífica con Él. Estas cosas terrenales no hacen sino mantener el alma a una distancia de Dios. Porque, dondequiera que el mundo se conecta con la religión, el sacerdocio debe entrar, pues en el momento que ustedes tienen al hombre tal como él es, él no puede estar de pie ante Dios; él no puede estar de pie en la luz y, por consiguiente, necesita un sacerdote.

 

Pero ahora nosotros somos hechos cercanos; podemos estar en la luz así como Dios está en la luz: somos sacerdotes; y con respecto a nuestro lugar en la presencia de Dios, no hay ninguna necesidad de un sacerdocio entre Dios y nosotros. Cristo padeció fuera de la puerta; y en el momento que la sangre de Cristo, con la cual somos santificados, es llevada dentro del lugar santo a la presencia de Dios, nuestra asociación es con los lugares celestiales, y nunca más con una ciudad terrenal (puesto que ahora no hay una ciudad santa); y somos sacados completamente del mundo (del mundo, que es religioso de manera carnal, y por eso, para nosotros, es el campamento. "Salgamos, pues, a él, fuera del campamento") y estemos dentro del velo con Él. Ello era exactamente lo que el apóstol estaba enseñando a los Hebreos. Ellos no podían seguir con la religión de carácter mundano, con el judaísmo, que era la religión terrenal de Dios. De ahí también que el apóstol diga que, si él había conocido a Cristo según la carne, ya no lo conocía más así. Él sólo era para él un Cristo celestial.

 

Bajo el Judaísmo, las ordenanzas carnales relacionaban al hombre con Dios; pero, siendo Cristo rechazado, sus seguidores tienen Su lugar de aceptación en el cielo, y el rechazo en la tierra. La cruz o el cielo. Ahora no hay punto intermedio, — Cristo es completamente celestial; y nosotros hemos sido resucitados para sentarnos en lugares celestiales en Él. En el momento que la iglesia pierde el sentido de su lugar celestial en Cristo, el Señor, en Su fiel amor, deja suelto el poder de Satanás sobre nosotros, simplemente para que podamos aprender que el mismo mundo que estamos buscando adoctrinar religiosamente, es el lugar del trono de Satanás. Por supuesto que en tal caso estaremos seguros de tener al mundo y sus pensamientos sobre la religión completamente opuesto a nosotros; pero entonces tendremos a Cristo y Sus pensamientos con nosotros, el cual dice, "No temas en nada lo que vas a padecer", porque, "Yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto".

 

El carácter de Cristo en el mensaje a esta iglesia es como, "muerto y vivo". Cristo no es meramente divino, — Dios, — sino que Él es también Aquel que estuvo muerto y está vivo nuevamente para siempre. Considerado como hombre, Él ha sido rechazado y echado fuera; así que, como María Magdalena, debemos tener un sepulcro vacío (porque esto es todo lo que el mundo es, si buscamos a Cristo), o a un Jesús resucitado. Si el corazón de ustedes está fijo en Cristo, todo lo que ustedes encontrarán en este mundo es el sepulcro de Jesús, y nada en él. Entonces, nosotros no tenemos nada que ver con este mundo, porque si estamos en espíritu con nuestra Cabeza en el cielo, nosotros tenemos todas nuestras bendiciones allí. Pero, por otra parte, tener y mantener el corazón y el alma elevados hacia esto, es una constante dificultad en un mundo como este; pero esto debe ser hecho. Pues de lo contrario, si no nos adherimos al mundo, el mundo por sí mismo se adherirá a nosotros; y si entra el decaimiento y es dejado el primer amor, entonces debe venir la "tribulación", para que no nos conformemos "a este siglo." Este fue el caso aquí con la iglesia. Ellos habían dejado su primer amor, por consiguiente, tenían que ser puestos a través de este curso de prueba, para mantenerlos en el recuerdo de que ellos no eran del mundo. El Judaísmo entró sigilosamente, — el desarrollo, etc., etc., — "entremetiéndose en cosas que nunca vió, hinchado vanamente por su ánimo carnal" (Colosenses 2: 18 - VM), en vez de ser unos pocos despreciados, una "manada pequeña." Ellos crecieron asombrosamente en número, así que quisieron ser bien vistos en la carne. De hecho, ustedes se encuentran con que la cosa completa se conformó rápidamente a semejanza con la jerarquía Judía. Entonces entra la persecución y estalla sobre todo ello; y si incluso hubo persecución hasta la muerte, donde hubo una fe viviente en un Dios viviente, aunque una persona tal pudo morir aquí, él no sufrirá daño de la segunda muerte. La historia de estos tiempos demuestra que el poder viviente, y la verdad en la iglesia, no estuvieron en sus maestros sino en sus mártires.

 

PÉRGAMO. "Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás." Aquí nosotros tenemos otro y más sutil carácter de mal. El Señor reconoce el mérito a todo lo que Él puede. La iglesia había pasado por la persecución, y había sido fiel. Leemos, "Pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto." Pero, ahora no se trataba meramente de mundana persecución externa (eso asaltaba pero purificaba la iglesia), sino de corrupción doctrinal en su interior. La iglesia de Dios tiene su lugar de responsabilidad en el mundo donde está el trono de Satanás. Si éste deja de ser un mundo perseguidor, debido a que la iglesia ha dejado de ser una iglesia testimonial celestial, a pesar de eso, la iglesia está viviendo allí; ese es el lugar donde ella aún está, con respecto a sus formas externas, y ha estado siempre desde la época mencionada aquí. Aquí no es un asunto de conducta individual, sino de posición colectiva de la iglesia.

 

Las personas tienen la noción de que Satanás dejó de ser el príncipe de este mundo cuando Cristo fue crucificado. Pues bien, yo diría simplemente que fue en la cruz de Cristo donde Satanás llegó a ser enfáticamente el príncipe de este mundo. Realmente él siempre lo fue, referente al corazón del hombre. Pero hasta que Cristo fue rechazado, se podría haber esperado que de algún modo se podría hallar, o podría hacer que brotara, algún bien en el hombre; pero la cruz demostró y determinó el sometimiento del corazón del hombre a Satanás, de tal forma que nada podría librarlo como tal. Por supuesto que la cruz fue virtualmente la destrucción de su poder, porque allí Cristo destruyó a aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo. Entonces, en un sentido, referente al cumplimiento de la obra que debía efectuar esto, referente a la justicia ante Dios, su poder cesó, su cabeza fue herida, aunque el fruto de esta obra cumplida aún no ha sido presentado mediante poder. El hombre ha sido probado en todas las formas y, finalmente, en el sistema Judío, ha sido puesto bajo responsabilidad por la ley, y examinado en el terreno de la obediencia. Allí él ha fracasado, pero él está dispuesto a pensar que, si él hubiese hecho todo lo que a él le gustaba, él habría establecido todo en forma correcta. Él fue puesto a prueba en esto, por la entrega de poder en sus manos, en la persona de Nabucodonosor. Él fracasó en ambas formas, es decir, en los Judíos, y en el representante del poder imperial. Cristo vino. Satanás arriesgó todo para deshacerse de Cristo, pero esto sólo terminó en su propia derrota; y a pesar de eso, se le ha dejado conducir, por un tiempo, el mundo fuera del cual Cristo ha sido echado, el cual, en sus formas universales y variadas, es el instrumento de Satanás (tal como vemos en la crucifixión del Señor). Satanás, el príncipe de este mundo, vino y no encontró nada en Cristo; pero los principales sacerdotes, los Fariseos, Poncio Pilato, los Judíos y el poder Gentil, estaban todos guiados por él. E incluso Sus propios discípulos Lo abandonaron, a causa del temor de ellos al poder de Satanás manifestado en el mundo. En una palabra, el mundo entero fue guiado por Satanás para rechazar a Cristo, y desde ese momento Satanás es el príncipe manifiesto de este mundo: porque, hasta que Cristo fuese rechazado por el mundo, Satanás no podía ser expuesto como el príncipe del mundo. Y el Señor lo tenía como tal, llamándolo "el príncipe de este mundo", diciendo, "Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera." (Juan 12: 31). "Porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí." (Juan 14: 30).

 

La iglesia de Dios ha sido sacada enteramente del mundo para estar asociada con el Príncipe de Dios en el cielo; y por consiguiente, los Cristianos no tienen nada por lo que estar morando, como su lugar de morada, su hogar, donde está el trono de Satanás, viviendo en el mundo y como el mundo. Pero, ¡lamentablemente! la iglesia prácticamente se ha deslizado fuera de estar "asiéndose de la Cabeza," y ha tomado un carácter terrenal. Si "para mí el vivir es Cristo", no es Cristo el hecho de estar en la religión mundana; porque el hombre en la carne debe tener algo entre él y la Cabeza. La diferencia entre el cristiano y la religión del mundo es del carácter más absoluto. "Si pues moristeis con Cristo en cuanto a los rudimentos mundanos, ¿por qué, como si vivieseis (es decir, estuvieseis vivos) aún en el mundo, os sujetáis a tales decretos,...?" (Colosenses 2: 20 - VM). Un hombre en el mundo debe tener preceptos. ¿Cómo puede continuar religiosamente sin ellos? Pero los preceptos no son Cristo; ellos han sido clavados en Su cruz. No hay posibilidad de escapar de la religión del mundo, de preceptos, y de cosas por el estilo, excepto por medio del saber y el andar en el poder de un Cristo muerto y resucitado. El hombre en la carne debe tener una religión de preceptos entre él y Dios; pero si está unido a la Cabeza en el cielo, nada puede necesitar para llevarlo más cerca, porque él es uno con Cristo; y si él no es uno con la Cabeza, entonces está separado de Cristo. Pongan ustedes cualquier cosa entre Cristo y las almas, y todo está perdido. Entonces la posición se convierte en una totalmente diferente.

 

Esta tendencia corrupta a la asociación con el mundo trajo la persecución al interior, pero con la promesa apropiada, "Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida." Es bastante verídico que el Señor causa la prueba, pero ustedes nunca encuentran que hay en Él cualquier consentimiento moral en el mal. Él no puede tentar según una doctrina maligna. El Señor les ha enseñado la maldad de esta asociación corruptora con el mundo, convirtiéndolo en un mundo perseguidor; pero Él no pudo haber enviado la enseñanza maligna de Balaam. Porque sería imposible hablar de Cristo enviando la tentación moral como una vara para la corrección de los santos. Él puede permitirlo en Su sabiduría santa. Al esfuerzo del enemigo en Pérgamo no le gustaría la tribulación de la cual se habla en Esmirna. Balaam los asociaría religiosamente a ellos con el mundo, — un mal más doloroso que el poder de Satanás persiguiendo abiertamente.

 

En Éfeso, nosotros tuvimos el primer punto de alejamiento, el dejar su "primer amor". En Esmirna ellos fueron puestos en el horno. La persecución no había logrado los objetivos de Satanás, — la fidelidad incluso hasta la muerte había coronado a las víctimas con un honor de mártir: pero aquí surge un nuevo peligro. Ellos estaban morando donde está el trono de Satanás. El mundo es el lugar del trono de Satanás; y ahora la corrupción es enseñada, agradando a la carne, asociando a la iglesia con el mundo. El enemigo está trabajando adentro. "Tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam."

 

De este modo, hay una sorprendente y muy instructiva diferencia entre la persecución de Esmirna y la seducción de Pérgamo. El Señor dice en Esmirna, "el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados...Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida." «Yo he muerto por ti, y ahora tú sé fiel hasta la muerte por mí.» En Esmirna el Señor no daría un paso para impedir las consecuencias de la posición en que ellos estaban, pero los vuelve hacia el mantenimiento de la iglesia decadente en su propio carácter verdadero, dando la seguridad de la promesa eterna y celestial, una corona para el fiel. Pero, en Pérgamo, el hecho de estar morando en el lugar donde estaba el trono de Satanás muestra a la iglesia en otra forma. Y el Señor no podía, sin juzgar al mundo, quitar el lazo actuando sobre el mundo mismo. Ustedes tienen la sutileza satánica actuando conjuntamente con el mundo, y por medio de su espíritu en la iglesia, — un falso profeta que lleva a la asociación con el lugar del trono de Satanás dónde este trono está, — es decir, el mundo que había dejado de ser un perseguidor. Ustedes tienen allí a Balaam; no todavía a Jezabel.

 

Un carácter muy terrible y espantoso es ese de Balaam. La cuestión ya se había planteado en el terreno del fracaso de Israel, si Dios los llevaría a la tierra, — si Satanás, a través de sus instrumentos, Balac y Balaam, podría impedir la entrada de Israel en Canaán. El esfuerzo fue conseguir que Jehová maldijera a Israel, pero ellos no pudieron. Porque, como entre Él y el acusador, Dios no "ha visto perversidad en Israel," ni había allí alguna posibilidad de usar el poder de Satanás contra el pueblo de Dios, como dijo Balaam, "Que no hay hechizo contra Jacob, ni hay adivinación contra Israel." (Números 23: 23 - VM). Dios contuvo los labios de Balaam y lo obligó a hablar bendiciones en vez de maldiciones, a pesar de él mismo. "Resistid al diablo, y huirá de vosotros." Cuando el diablo viene como un adversario, él no tiene poder; el secreto de su poder consiste en entrar como un tentador y seductor. Cuando Satanás no pudo prevalecer en conseguir que Jehová maldijera a Israel, él los sedujo hacia la maldad, guiándolos "a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación". Y entonces, ¿cómo podría el Dios santo hacerlos entrar? (Véase Números 25).

 

En Pérgamo, Satanás viene al interior de la iglesia como un Satanás seductor; mientras que en Esmirna, Satanás se mantiene fuera de la iglesia como el Satanás perseguidor. Por consiguiente en Esmirna ellos son exhortados, "No temas en nada lo que vas a padecer." La debilidad está en el "temor"; el peligro está en temer. Cuando el santo está fuera de la persecución, él a menudo tiembla mientras la mira y se asusta. Pero cuando una vez que él está completamente en ella, si él tiene fe, él saca su vista de ella y mira a lo alto a Dios, y encuentra que él nunca fue tan feliz. De esta forma, él es separado del mundo y preparado para percibir cuál es su propia porción apropiada. Pero, como la iglesia de Dios está morando en territorio de Satanás, si él no tiene este carácter persecutorio, entonces él le da a ella tanto del mundo cuanto él puede (porque, como dice Satanás, "A ti daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy" (Lucas 4: 6); y si se puede decir del mundo «tú has enriquecido a la iglesia», entonces el mundo va a poseer el corazón de la iglesia, en vez de su Cabeza resucitada, "Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón." Balaam fue un profeta, aunque uno falso, y pudo usar el nombre de Jehová y declarar que él debía hablar solamente por Su palabra; y nosotros encontramos aquí su espíritu viniendo al interior de la iglesia para hacerla estar a gusto en el mundo. El siervo malo (quien dijo en su corazón, "Mi señor tarda en venir; y comenzaré...a comer y a beber con los borrachos"), aun así, fue tratado como un siervo, aunque uno malo. Si Satanás puede hacer que un solo Cristiano esté cómodo en el mundo, él ha logrado su objetivo. Entonces ellos podían ir y comer en el templo del ídolo, etc.

 

En los nicolaítas tenemos a la carne actuando en la iglesia de Dios; y en Balaam es el espíritu del mundo, introducido por el falso profeta, entrando, y de una manera seductora, para llevar a la iglesia a unirse con el mundo, para hacer que la iglesia esté tranquila y cómoda en el mundo que dio muerte a Cristo.

 

Tenemos aquí un maestro, un tipo de instructor religioso; como dice, "los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel." "Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco." En el caso anterior, en Éfeso, fueron "las obras de los nicolaítas", pero aquí hay una doctrina que permite obras malignas, — el antinomianismo, y peor, — que no sólo estaba contra la ley, sino contra Cristo, estando la corrupción interior conectada con la asociación con el mundo de afuera, y estimulada por dicha asociación. Es muy triste (y nuestros corazones debieran llevar la carga de lo que sucede al interior de la iglesia) ver cómo la iglesia decayó a pesar de eso, después que la tribulación la había iluminado hacia Dios luego de comenzar a fracasar en Éfeso (porque la raíz de mal estaba allí), y volviéndose cómoda la hizo estar satisfecha de morar donde estaba el trono de Satanás, y entonces, claro, se abrió la puerta para la doctrina maligna, la enseñanza falsa, conectando la carnalidad con la espiritualidad, lo cual es antinomianismo. Satanás no deseó perseguir donde él pudo corromper; porque las persecuciones de Satanás solamente iluminan al alma hacia Dios, mientras que las corrupciones seductoras de Satanás separan imperceptiblemente el alma de Dios. No había aún la plena madurez de maldad como en la época de Jezabel, sino solamente la enseñanza de la doctrina que permitía estas obras malignas; pero, en la iglesia siguiente nosotros vemos que hay hijos nacidos de este mal, siendo el mal su lugar de nacimiento moral.

 

Vemos que el ojo y el corazón del Señor los ha seguido hacia donde ellos moran, cerca del trono de Satanás, como Él dice, "Yo conozco...dónde moras"; y desde allí (es decir, del espíritu de asociación con esto) Él los llamaría con Su palabra de advertencia, "Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca." Aquí se habla de la palabra en forma judicial, como de una espada saliendo de la boca de Cristo. En tal estado de cosas la palabra de Dios es la fuente hacia la cual el santo es atraído. Ahora la promesa se vuelve mucho más individual: "Al que venciere, daré a comer del maná escondido." Era la fidelidad escondida que iba a ser sostenida por la promesa de este maná escondido (visto, de hecho, en un sentido, porque los frutos serían manifestados a todo alrededor). La iglesia, como un cuerpo, estaba morando en el mundo; entonces, como una consecuencia necesaria, viene la vida secreta del corazón del alma fiel con Dios en el poder de la Palabra. Este es el vínculo interior con eso que nunca cambia en su carácter, sosteniendo la fidelidad secreta a Dios. ¡Y que diferente es esto del uso judicial de la Palabra, — a saber, ¡ser combatido por la espada de la boca de Cristo (los miembros que viven estando asociados con el Cristo que sufrió en la tierra, pero que ahora está en el cielo)!

 

El maná señala al Hijo de Dios que se encarnó para dar vida a nuestras almas, Su entrada en humillación dentro de todas nuestras circunstancias, y es la provisión para el andar diario a través del desierto: porque encontramos que se habla del maná en relación con Jesús como el pan de vida enviado desde el cielo. "Este es el pan que descendió del cielo." Juan 6. Pero entonces, ¿qué es el maná escondido? El maná para Israel era esparcido alrededor del campamento; y ellos debían recogerlo diariamente para su comida. Y así es igualmente Cristo para ser la provisión diaria del alma mientras ella está en el desierto de este mundo; pero este no es el maná escondido. Tenía que haber una vasija de oro conteniendo maná puesta ante Dios, y cuando los Israelitas se habían instalado dentro de la tierra, ellos tenían que tener el memorial de lo que habían disfrutado en el desierto. Este maná escondido es el recuerdo de un Cristo sufriente aquí abajo, — el recuerdo de lo que Cristo ha sido en el desierto, como un hombre, un hombre sufriente y humillado, y quien es el eterno deleite de Dios en el cielo; y en nuestro estado eterno, aquel que ha vencido, aquel que ha sido fiel en separación del mundo con Cristo, tendrá el eterno disfrute de la comunión con Dios en Su deleite en un Cristo que fue una vez humillado, — la misma clase de deleite, aunque en una medida diferente. Si estamos andando fielmente con un Cristo rechazado, en vez de dejar que Balaam entre a nuestros corazones, disfrutaremos así de Cristo aquí abajo en espíritu; pero no podemos disfrutar de Cristo en nuestras almas si estamos mezclados con la impiedad en el mundo: pues si pretendemos esto, entonces se vuelve Nicolaísmo. Pero, a medida que alcanzamos y aprendemos en nuestras almas el secreto de lo que Cristo fue en el mundo, nos alimentaremos de Él; pero esto no puede ser si andamos en el espíritu del mundo. Incluso no podemos disfrutar de la presentación de Cristo en los evangelios, a menos que sea alimento para el alma. Un hombre puede decir que la verdad es muy hermosa; pero si ésta alimenta solamente la imaginación, no le hace a él ningún bien. Dios no dio a Su Hijo para que padeciera aquí abajo, y para que después se juegue con Él, sino para alimentarse.

 

La "piedrecita blanca" da la idea general de un voto a favor de alguien; es la marca secreta de aprobación de una persona a otra. Hay gozos públicos en el cielo comunes a todos, miles y miles de voces en comunión y alabanza, haciendo eco del cántico de alabanza. Y aquí hay gozos que compartimos juntos en Cristo; pero Él debe tener nuestros afectos individuales tanto como nuestros afectos en común. Ustedes nunca pueden conocer mi propio gozo especial en Cristo, ni yo nunca puedo experimentar el de ustedes; y esto es verdad acerca de los más elevados afectos. Leemos, "Escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe." El nombre no tendría ningún significado para nadie más excepto para aquel a quien es dado. Cristo se revela a Sí mismo al alma de tal manera que un extraño no se interpondrá con su gozo. El gozo individual, la comunión personal, aunque lo mejora, es distinto del gozo universal; y ese gozo individual que conocemos aquí abajo nunca será interrumpido. Esta promesa, así como todas aquellas dadas a las iglesias, está relacionada con el tiempo futuro de bendición celestial; pero ahora también es la fuente de gozo y fuerza. El Espíritu de Dios hace que anticipemos el día. Podemos recibir ahora de Cristo en espíritu esta "piedrecita blanca", esta expresión secreta de Su gracia y amor, que otros no pueden recibir para mí, ni que yo puedo recibir para ellos. ¡De qué manera esto hace a esta "piedrecita blanca" digna de todo lo demás! Aunque todo el mundo piense que estoy equivocado, ¡qué fuente secreta de fuerza es esta, ¡si yo tengo la piedrecita blanca de la aprobación de Cristo, adquirida siguiendo la Palabra, pero conocida en el corazón! Pero, reitero, yo tengo que juzgar todo por medio de la Palabra, esa espada de Su boca que desarma y purga todas las obras de Balaam. Entonces, no me importa, — dejen que el mundo hable acerca de cosas como le agrade, Cristo me ha hablado, y en el día de gloria venidero reconocerá todo lo que Él me ha dicho.

 

Es bastante doloroso lo que un Balaam está enseñando en la iglesia; pero entonces, noten, no puede haber ningún problema entre los santos que no ponga en evidencia la fidelidad de Aquel que espera para bendecir "al que venciere", y traer de esta forma al alma a la comunión con Cristo de una forma en que ninguna otra cosa podría. Pues nada da el bienaventurado conocimiento de la aprobación de Cristo entre el alma y Él mismo como la fidelidad dónde el mal empieza a corromper. Si hay falsa enseñanza en el interior, la Palabra (como en la persecución, y con todo lo demás) es «Vencer». El que tiene oído para oír lo que el Espíritu dice a las iglesias va a estar venciendo ese mal que asalta a la iglesia, cualquiera que este mal sea.

 

TIATIRA. Lo avanzado de la hora no me permite hacer más que considerar por un momento a Tiatira. Ustedes obtienen esta diferencia cuando entra Jezabel; a pesar de todo es una profetisa, pero ella por sí misma llega a ser la madre de hijos; pues una clase completa de personas nace de esta corrupción. De personas que estaban perdiendo el tiempo con esta corrupción y este mal (así como almas simplemente extraviadas), Él dice que las arrojará "en gran tribulación..., si no se arrepienten". Pero aquellos cuya existencia moral tiene su origen en esta corrupción, Yo les daré muerte, — tal como Él dice, "Y a sus hijos heriré de muerte". Pero, en el momento que ustedes tienen esta condición de la iglesia, como la engendradora de corrupción, entonces entra el juicio de las naciones: "como vasos de alfarero serán desmenuzados" (Apocalipsis 2: 27 - VM); y el corazón del creyente es guiado hacia la venida del Señor, "y le daré la estrella de la mañana."

 

Yo me alegro de finalizar con esta promesa, ella está llena de bendición. Mientras tanto, el Señor mismo llega a ser el maná escondido para nosotros. Que Él nos permita, y a todos Sus santos, evitar todo lo parecido al espíritu y a la enseñanza de Balaam. Nosotros somos uno con Jesús, miembros de Su cuerpo; somos de Su carne y de Sus huesos, y nada permanecerá sino esta unión con Cristo; puesto que el conocimiento de nuestra unión con Cristo, y hacerla realidad en nuestras almas, es la única salvaguardia contra el espíritu seductor del día en que vivimos. Que el Señor nos otorgue ser fieles a esta verdad bienaventurada de ser uno con Él, el cual está a la diestra de Dios. Entonces las personas pueden intentar interponerse entre yo y Dios por medio de sus ordenanzas o su sacerdocio; pero yo puedo decir, «No; yo soy llevado a estar muy cerca de Dios como para que usted se interponga entre nosotros; y también muy cerca de Dios como para que usted me pueda acercar más. Allí es donde la gracia me ha puesto; y todo lo demás no es más que un lastimoso despropósito.»

 

Nosotros estamos llamados a juzgar lo malo en la iglesia, si podemos, porque Dios no puede aceptar a Balaam y a Jezabel. Por consiguiente, que el Señor nos permita recordar que el fracaso al interior de la iglesia debe ser juzgado. Somos llamados a prestar atención a esto especialmente, debido al día en que vivimos, y a que la iglesia, estando ella misma bajo juicio, no puede ser una garantía para la fe o para cualquier otra cosa.

 

J. N. Darby

 

Traducido del Inglés por: B.R.C.O. en 2001. – Texto revisado en Febrero 2021.

 

Otras versiones de La Biblia usadas en esta traducción:

 

RVA = Versión Reina-Valera 1909 Actualizada en 1989 (Publicada por Editorial Mundo Hispano)

VM = Versión moderna, traducción de 1893 de H.B.Pratt, Revisión 1929 (Publicada por Ediciones Bíblicas - 1166 PERROY, Suiza)

 

Versión Inglesa conferencias 3 y 4:

https://www.stempublishing.com/authors/darby/PROPHET/05042E_B.html

 

www.graciayverdad.net

3a. y 4a. CONFERENCIAS - VERSIÓN INGLESA
3a. y 4a. CONFERENCIAS - VERSIÓN INGLESA

Título original en inglés:
SEVEN LECTURES ON THE PROPHETIC ADDRESSES TO THE SEVEN CHURCHES
by John N. Darby
Delivered in London, 1852
Traducido con permiso
Publicado por:
www.STEMPublishing.com
Les@STEMPublishing.com