EDIFICACIÓN ESPIRITUAL CRISTIANA EN GRACIA Y VERDAD

EL MINISTERIO IDÓNEO (E. Dennett)

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Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles ("") y  han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares en que, además de las comillas dobles (""), se indican otras versiones, tales como:

 

BJ = Biblia de Jerusalén

LBLA = La Biblia de las Américas, Copyright 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, Usada con permiso

RVA = Versión Reina-Valera 1909 Actualizada en 1989 (Publicada por Editorial Mundo Hispano)

VM = Versión Moderna, traducción de 1893 de H.B.Pratt, Revisión 1929 (Publicada por Ediciones Bíblicas - 1166 PERROY, Suiza)

El Ministerio Idóneo

 

 

1 Pedro 2:2.

"Desead como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcáis para salvación." (LBLA)

 

1 Corintios 3:2.

"Os di a beber leche y no alimento sólido, porque todavía no podíais recibirlo, y ni aún ahora podéis." (RVA).

 

Hebreos 5: 11 - 14.

"Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír. Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal." 

 

Edward Dennett

 

Publicado en la revista "Christian Friend", vol. 11, 1884, pág. 38.

 

         ¿Cuál es el ministerio idóneo para los creyentes en general en el tiempo actual?

 

         Una Escritura que siempre es citada en respuesta a esta pregunta es: "Desead como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcáis." (2 Pedro 2:2 - LBLA). Muchos sostienen que esto significa que la "leche" es el alimento idóneo para el creyente nuevo. Por no decir nada del carácter de la palabra usada (si bien es de muy difícil traducción) [1], el punto en la Escritura es sencillamente que, precisamente como los niños recién nacidos desean leche, el creyente debería anhelar la Palabra de Dios. Es, en primer lugar, una cuestión de apetito; y en segundo lugar, nos dice que así como la leche es la comida apropiada para el niño recién nacido, de igual manera lo es la Palabra de Dios para el santo. Esto es lo que el Espíritu de Dios enseña mediante esta Escritura, y esto es más evidente si nosotros añadimos las palabras, que están ahora aceptadas generalmente como parte de la revelación - "para que por ella crezcáis para salvación." (1 Pedro 2:2 - LBLA). Es de esta manera, alimentándonos de la Palabra de Dios, que nosotros crecemos, y continuamos creciendo, para completa salvación.  

 

[1]  Strong G1051 γάλα - gála: de afinidad incierta; leche (figurativamente):-leche. (N. del T.)

 

         Si nos volvemos ahora a otro pasaje, obtendremos luz adicional sobre nuestro tema. El apóstol Pablo, escribiendo a los Corintios, dice, "Os di a beber leche y no alimento sólido, porque todavía no podíais recibirlo, y ni aún ahora podéis; porque todavía sois carnales. Pues en tanto que hay celos y contiendas entre vosotros, ¿no es cierto que sois carnales y andáis como humanos?" (1 Corintios 3: 2, 3 - RVA). Resulta claro que en este caso el apóstol alimentó a estos creyentes con "leche" debido a la mala condición de ellos; que él deploró la necesidad de hacer esto; y que si ellos hubiesen estado respondiendo más plenamente a la gracia y el amor de Dios mostrados en la redención, él los habría alimentado con "alimento sólido", y no con "leche". Por consiguiente, asumir que los santos necesitan "leche" es proceder sobre la suposición de que ellos están en un estado Corintio; y hacer provisión para ello es, incluso, fomentar la condición que todos deberían deplorar. Aprendemos, por otra parte, que el ministerio idóneo para una asamblea puede ser enteramente inadecuado para otra; y la pregunta que bien puede ser enfatizada claramente en un momento semejante sobre los corazones de los maestros, es si acaso ha habido el suficiente ejercicio de discernimiento espiritual, en cuanto al estado de las almas, como una guía para el ministerio de ellos. Nada es más claro que sería un error total el hecho de ministrar la verdad Efesia a una asamblea de carácter Corintio, o la verdad Corintia a una asamblea de carácter Efesio.

 

         Otra Escritura puede ser presentada para ayudarnos en nuestra investigación. Comenzando a hablar de Melquisedec, el apóstol se desvía para añadir, "Sobre este particular tenemos muchas cosas que decir, aunque difíciles de explicar, porque os habéis hecho tardos de entendimiento. Pues debiendo ser ya maestros en razón del tiempo, volvéis a tener necesidad de ser instruidos en los primeros rudimentos de los oráculos divinos, y os habéis hecho tales que tenéis necesidad de leche en lugar de manjar sólido. Pues todo el que se nutre de leche desconoce la doctrina de la justicia, porque es niño. En cambio, el manjar sólido es de adultos; de aquellos que, por costumbre, tienen las facultades ejercitadas en el discernimiento del bien y del mal." (Hebreos 5: 11 - 14; BJ). "Por lo cual, dejando ya los principios elementales de la doctrina de Cristo, pasemos adelante a la perfección de su enseñanza." (Hebreos 6:1 - VM).

 

         Hay aquí varios puntos que requieren una muy ferviente atención. El apóstol se aflige ante la inhabilidad de los santos para recibir la verdad que él tenía que comunicar. Cuando por el tiempo que ellos habían sido Cristianos podrían haber sido maestros, era necesario volver a los rudimentos de la verdad; pues ellos habían llegado a ser como los que necesitan leche - una prueba de que ellos eran inexpertos en el uso de la Palabra, y que su crecimiento se había detenido. Ellos todavía eran niños recién nacidos, y de ahí la ferviente exhortación con la cual comienza el capítulo 6. En una palabra, estos queridos santos no estaban dispuestos a avanzar; y, ¿qué persona que tuviera la mente de Cristo podría satisfacerse con una condición semejante? ¿Qué maestro podría aceptar calmadamente el estado de ellos, y seguir alimentándolos con leche, como si nada más fuera necesario?

 

         Ciertamente hacemos bien al prestar atención a estas solemnes palabras de advertencia; pues, ¿acaso no podrían ser dirigidas con igual motivo a muchos creyentes en el día actual? ¿Acaso no hay cientos - no, miles - que no aprecian nada más allá del evangelio? Por supuesto que sería verdaderamente muy triste si cualquier santo de Dios dejara de tener comunión con las buenas nuevas de la gracia de Dios. Aquello que ocupa el corazón de Dios bien puede ocupar los corazones de Su pueblo. Pero esto no implica que nos alimentemos con nada más que el evangelio o los rudimentos básicos de la verdad. En ninguna manera, porque nosotros necesitamos a Cristo en cada carácter, aspecto, y cargo en que Él es presentado; y si nosotros fallamos en reconocer esto, nuestro crecimiento quedará tan detenido como el de estos creyentes Hebreos.

 

         Seguramente se replicará, «Pero recuerde cuántos recién convertidos hay. Estos son verdaderamente niños recién nacidos, y, ¿no los alimentaría usted con "leche"?» La Palabra de Dios es nuestra única guía, y tenemos, por lo menos, dos ejemplos de la manera en que el Espíritu de Dios ministra a tales almas. Las epístolas a los Tesalonicenses fueron escritas poco después de que la Iglesia había sido formada allí - ambas, probablemente, fueron escritas dentro de un año después que los santos se habían vuelto de los ídolos a Dios para servir al Dios vivo y verdadero, y para esperar a Su Hijo cuando venga de los cielos (1 Tesalonicenses 1: 9, 10). ¿Y qué encontramos en ellas? En la primera epístola tenemos el regreso de nuestro bendito Señor presentado en cada uno de sus variados aspectos, y este regreso, también, distinguido de Su venida al mundo, además de una cantidad de enseñanza práctica para la edificación de estos santos en su santísima fe. En la segunda epístola a los Tesalonicenses, el apóstol va aún más allá, y enseña el carácter completo de la aparición de Cristo, la verdad del hombre de pecado, el hecho bienaventurado de que la Iglesia debe ser arrebatada de esta escena antes de que el hijo de perdición se manifieste, etc. Ahora bien, estos temas difícilmente pueden ser llamados 'temas elementales'; sino que ellos fueron pensados para la enseñanza y consuelo de estos "niños recién nacidos", y eran, de hecho, necesarios para ellos para la comprensión del Cristianismo.

 

         Tenemos otro ejemplo en la primera epístola de Juan. Al dividir toda la familia de Dios en padres, jóvenes, y niños recién nacidos, ¿de qué manera se dirige él a esta última clase, los más jóvenes de los hijos de Dios? "Hijitos", él comienza, "ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene," etc. (1 Juan 2:18) Luego él continua señalando el peligro que provenía del hecho de que anticristos ya habían aparecido. Él los pone en guardia dándoles las marcas del anticristo, y los conduce a la fuente de su seguridad, a saber, el hecho de que ellos tenían la unción del Santo y la Palabra de Dios. Ello es, de hecho, una notable correspondencia con la enseñanza de Pablo en 2 Tesalonicenses.

 

         Aquí, entonces, tenemos sabiduría divina para guiarnos al enseñar a "niños recién nacidos." Ellos deben ser alimentados con la Palabra de Dios; deben ser fortalecidos contra el peligro mediante las revelaciones y advertencias que ella proporciona; y deben tener un Cristo completo revelado - Cristo en todo lo que Él es en Sí mismo, en todo lo que Él es para Dios, y el todo lo que Él es para ellos - para que puedan crecer, de ese modo, para salvación. Esto es algo muy diferente de hacer que ellos se ocupen de asuntos y controversias en lugar de que se ocupen de Cristo; y, se puede añadir, que el mantenimiento de la sencillez en la manera de enseñar es enteramente consistente con guiar almas en el conocimiento de su porción en Cristo, así como de los peligros de la senda de ella. No dudamos en decir, que el decaimiento de tantos nuevos convertidos, y la rendición de muchos más a las influencias del mundo, derivan, en muchos casos, a nuestro fracaso en proporcionarles el alimento idóneo. Sabiendo apenas algo más allá del perdón de pecados, ellos tienen poco interés en las Escrituras, y así se descuidan los medios para el crecimiento y la seguridad de ellos.

 

         El orden doctrinal de las epístolas proporciona validez a la misma lección. La epístola a los Romanos se podría llamar, indudablemente, la epístola fundamental, pero ¿cuántos se detienen en Romanos 5:1? Y, ¿cuántos aprenden la verdad de Romanos 6? O si ellos la aprenden doctrinalmente, ¿acaso no hay muchos que, experimentalmente, no pasan jamás a través de la experiencia de Romanos 7, así como para entrar en el disfrute de la riqueza de bendición que contiene Romanos 8? Pero Colosenses es una etapa más allá de Romanos, y Efesios está, una vez más, más allá de Colosenses; y es cierto que un cristiano Filipense no puede ser visto en este mundo sin haber aprendido la verdad de las primeras epístolas nombradas. Entonces, ¿han de ser estos tesoros divinos retenidos para siempre de los santos? ¿Hemos de abandonar, incluso para los niños recién nacidos, la verdad de la muerte y resurrección con Cristo? De ser así, los cimientos del Cristianismo han desaparecido, y nosotros caeremos nuevamente - y rápidamente - en el terreno Judío y en una experiencia Judía.

 

         ¡Que el Señor nos haga a todos nosotros, independientemente de nuestra etapa de crecimiento, más deseosos de seguir conforme a ello para que podamos alcanzar aquello para lo cual también fuimos alcanzados por Cristo Jesús!

 

E. Dennett

 

Traducido del Inglés por: B.R.C.O. - Junio 2009.-

Título original en inglés:
SUITED MINISTRY, by Edward Dennett 
Traducido con permiso
Publicado por:
www.STEMPublishing.com
Les@STEMPublishing.com

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