SIETE CONFERENCIAS ACERCA DE LOS
MENSAJES PROFÉTICOS A LAS SIETE IGLESIAS
J. N. DARBY
Todas
las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles ("") y han sido
tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960, excepto en los lugares en
que, además de las comillas dobles (""), se indican otras versiones
mediante abreviaciones que pueden ser consultadas al final del escrito.
Escritos
Compilados, Proféticos, Volumen 5
TERCERA CONFERENCIA
Lectura Bíblica: Apocalipsis, Capítulos 2 y 3
ESMIRNA. En nuestra conferencia anterior vimos que el carácter de juicio
recorre el libro completo del Apocalipsis, — en primer lugar, entre las
iglesias, y después, en el mundo. Por lo tanto, tenemos al Señor caminando en
medio de los candeleros, ejerciendo juicio, tomando nota de todo lo que está
sucediendo y diciendo, "Os daré a cada uno según vuestras obras." Y
vimos, también, la importancia de recordar la diferencia entre la iglesia vista
en el cielo en Cristo, y vista en la tierra como representando a Cristo.
Nosotros somos partícipes de Su vida, y estamos unidos a Él en el cielo; pero,
es igualmente cierto que Él ha puesto a la iglesia como un vaso para llevar Su
nombre ante el mundo, "una epístola de Cristo...conocida y leída de todos
los hombres." (2ª Corintios 3: 2, 3 - VM). También comentamos que la
responsabilidad de la iglesia aquí abajo no toca de ningún modo la cuestión de
la salvación; y también que la fidelidad de Dios para con los individuos no
toca el juicio del cuerpo colectivo que lleva Su nombre. Dios, en Su fidelidad,
ha prometido llevarlos a la plenitud de Su gloria; pero, al mismo tiempo, Él
debe juzgarlos por el fracaso en la responsabilidad en que Él los había puesto
aquí abajo. No debemos confundir Su juicio del vaso puesto en testimonio en la
tierra, y Su fidelidad a la iglesia, — la esposa, unida por el Espíritu Santo a
Cristo en el cielo. Pero, además, Dios juzga a Sus santos de manera individual para
bien de ellos, ejercitando sus corazones y conciencias en advertencias; y ellos
son bendecidos sometiéndose bajo Sus juicios, mientras "los simples pasan
y reciben el daño" (Proverbios 22 : 3), y, a la postre, como un cuerpo,
son vomitados fuera de Su boca, mientras todas las pruebas, disciplina y
correcciones se vuelven en provecho de la iglesia en cuanto a su llamamiento
celestial. En el mensaje a cada iglesia se hace una revelación peculiar de
Cristo, con la que se corresponde el juicio peculiar; y también promesas
especiales y garantías dadas al fiel, ajustadas a su necesidad especial, que
satisfacen el ejercicio del corazón, para sostenerlo.
Hemos
visto que la primerísima cosa que caracterizaba a la iglesia, considerada en su
responsabilidad como es retratada por Éfeso, era que ella se había apartado del
poder de su lugar original, había "dejado su primer amor." Tampoco es
ahora el tema de la suministración de gracia desde la Cabeza; ya no es más,
"la cohesión que aportan todas las coyunturas" (Efesios 4 : 16 - RVA),
sino la entrega de reprobaciones, advertencias y promesas, para que actúen en
los corazones y conciencias de cada uno de los santos en su responsabilidad
aquí abajo.
Otra
cosa que es bueno recordar aquí, es que nosotros nunca encontraremos que el
objeto del mensaje es el poder del Espíritu Santo obrando activamente para
formar y reunir. Si de lo que se habla es de juicio, claramente ello no puede
ser, porque nunca se puede decir que Cristo juzga la obra del Espíritu Santo.
Si el Espíritu Santo obra, es el poder obrando en la gracia. Cristo, al ejercer
Su juicio, está dando a conocer Su estimación del uso práctico que ha sido
hecho de la obra del Espíritu después que ha sido dado. La primera gran verdad
es que el Señor mira a la iglesia como responsable por todo el amor del cual
ella es el objeto, y espera una devolución; y si Él no la encuentra, sino que
encuentra la dejación del primer amor, que es solamente el triste comienzo de
un mayor fracaso, entonces Él dice, "arrepiéntete...pues si no...quitaré
tu candelero de su lugar."
Entonces,
además, presten atención a otra cosa. No son individuos los que son juzgados
aquí, sino iglesias (aunque los individuos pueden oír y sacar provecho de las
advertencias). El Espíritu habla así a las iglesias; pero no habiendo respuesta
de la iglesia, ningún arrepentimiento, al no realizar las primeras obras,
ningún regreso al primer amor, el candelero debe ser quitado. Y entonces el
mensaje viene individualmente a aquel que "tiene oído, oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias."
Pero,
aunque ella ha fracasado como iglesia y el candelero deba ser removido, aún hay
alguna cosa tal como energía individual para vencer. Y, presten atención aquí,
que se trata de vencer en la condición en la que la iglesia se encuentra en sí
misma. La responsabilidad de los individuos es la de vencer donde ellos estuviesen.
Esto era muy diferente del estado de cosas cuando la plenitud de la bendición
fue derramada por el Espíritu Santo. Aquello que debía ser vencido estaba ahora
al interior de la iglesia, no solamente en el mundo. "Y esta es la
victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe." Él reavivará el corazón del
fiel por medio de promesas para sostenerlo contra el lazo de Satanás en el
mundo; pero, cuando la decadencia ha entrado, entonces la conciencia
necesariamente llega a ser ejercitada con respecto al mantenimiento del lugar
donde ellos estuviesen. Han entrado lazos, dificultades y peligros; porque
debemos recordar que, cuando se le habló a Esmirna, la iglesia había caído de
su primer amor; y en el momento que el Espíritu se dirige a la iglesia como una
iglesia caída, ella deja de ser, en sí misma, un lugar de seguridad para el
santo; él no puede dar por hecho que al andar con ella, él anda de acuerdo al
poder y a la voluntad de Dios. Una iglesia caída no me puede asegurar del
error; estando ella misma bajo juicio, ella no puede ser una garantía con
respecto a nada. Verdaderamente ella nunca lo fue; sino el poder apostólico y
la energía que la sostenían, y cuidaban de ella, mientras los apóstoles vivían.
(Ver Hechos 20: 28, 29 y 2ª Pedro 1: 15.)
Después,
los individuos son señalados, porque la iglesia ya no me puede garantizar en
esto o en aquello. La iglesia puede tener razón en esto o en aquello, pero yo
tengo que hacer efectiva mi seguridad en contra de la iglesia, o, en todo caso,
con independencia de ella, por medio de la palabra de Dios; pues yo debo discernir
lo que puedo y lo que no puedo seguir por medio de la palabra de Dios aplicada
por el Espíritu. Pero, por otra parte, este estado de cosas no significa, de
ninguna manera, que no hubiese bendición alguna, que no hubiese quedado nada
excelente en la iglesia; porque encontramos al Señor reconociendo y alabando
muchas cosas. Pero, ciertamente, yo escasamente necesito decir cuán
sorprendentemente importante es este principio, a saber, que una iglesia que
fracasa deja de ser una garantía; y, por consiguiente, yo tengo que juzgar en
responsabilidad individual lo que voy a recibir y lo que voy a rechazar. La
iglesia ha sido, tal como fue formada por Dios, un lugar de bendición con
respecto al individuo, un guardián para Cristo del estado en el que ellos
estaban, como siendo el vaso y la expresión del poder del Espíritu Santo, el
resultado apropiado de Su obra; pero esto no es así de ninguna manera ahora que
ella ha dejado su primer estado; y, como hemos comentado, de hecho, solamente
los apóstoles la mantuvieron siempre en ese estado, como en el caso de Ananías
y Safira, la iglesia de Corinto, etc. No obstante, nuestra responsabilidad
nunca cambia; ni tampoco Cristo puede fracasar en la gracia necesaria para el
estado en el cual se encuentra la iglesia.
Yo
aprovecharía aquí la oportunidad para hacer un comentario acerca de la palabra,
'desarrollo', que Satanás ha introducido como una palabra muy favorita. Pues
bien, hay una perfecta y total infidelidad envuelta en este pensamiento de
desarrollo en la iglesia del Dios viviente. No hay nada en Dios que se deba
desarrollar; Él es el inalterable origen perfecto de todo. A lo que Dios nos ha
llamado ahora es a una revelación perfecta de Sí mismo en Cristo, tal como
vimos en 1ª. Juan 1: 1, 2. Allí estaba la manifestación de esa vida eterna la
cual estaba con el Padre; y es evidente que no puede haber ningún desarrollo de
aquello que ha sido manifestado, a no ser que nosotros podamos conseguir algo
más allá de la perfección de Cristo, en quién habita toda la plenitud. Dios es
luz; Cristo era la luz verdadera; y esto resplandeció plenamente en la
revelación de la gloria de Su Persona, por el poder del Espíritu Santo. ¿Y
podemos nosotros conseguir algo mejor o más pleno que esta "Luz"?
¿Podemos agregar algo a esta revelación de la "Verdad"? Hay mucho que
se debe aprender acerca de Él; pero lo que aquí es presentado es una Persona, y
no una doctrina. Si fuera meramente una doctrina, podríamos conseguir que se
agregara algo, — otra doctrina; pero no es meramente una cuestión de doctrina,
sino de una Persona viva que ha sido revelada. Entonces bien, ¿si es Cristo
mismo, que más puede ser revelado? Nosotros no podemos agregar a lo que Dios ha
forjado. ¡Cuán lamentable! el hombre puede decaer de ello, como fue el caso en Éfeso.
Ellos habían dejado su primer amor; ellos habían dejado algo: no hay ningún
desarrollo en esto. Nosotros siempre podemos aprender, obviamente, y deberíamos
estar siempre aprendiendo más sobre aquello que fue revelado al principio; pero
Dios siempre presenta perfecta cada cosa en el principio. Porque Dios no puede
crear nada sino lo que es perfecto, nada que sea inferior o contrario a Su pensamiento.
Por
tanto, el hombre en inocencia fue creado perfecto en esa inocencia, y Adán
cayó. El sacerdocio de Aarón fue perfecto en su tipo, pero hubo fracaso en
Nadab y Abiú. Cualquier cosa que Dios haya sembrado, Él ha sembrado una semilla
totalmente correcta de acuerdo con Su pensamiento. Lo que viene de Dios debe
ser perfecto, y no puede ser hecho más perfecto por ninguna otra operación, en
absoluto. Esta es una verdad muy simple; pero es una verdad que corta de raíz y
derriba un sistema completo de pensamientos y sentimientos que podrían poner
algo entre nuestras almas y Cristo. No es que Dios no pueda revelar en la
criatura más de lo que Él ya ha revelado, y lograr lo que es mejor de lo que
fue antes. Él lo hace: el segundo Adán es clara e infinitamente más excelente
que el primero. Pero, lo que Él crea es absolutamente perfecto, como la
expresión de Su mente en ello. El hombre no puede mejorar o agregar a ello. Lo
establecido para nosotros es la manifestación perfecta de Dios en Cristo; aquí
la noción de desarrollo es un rechazo del verdadero objeto, o blasfemia. Así lo
dice Juan, "Lo que era desde el principio", cuando Él guardaría
seguros a los santos. Pero, incluso con respecto a la gloria, como en la
responsabilidad del hombre, eso fenece. Dios "te había plantado vid
escogidísima, toda ella de buen veduño; ¿cómo pues te me has convertido en
sarmientos degenerados de una vid extraña?" (Jeremías 2: 21 - VM). A raíz
de esta causa, — cuando algo es puesto directamente en la mano de un hombre,
hay alejamiento.
Obtenemos
entonces otro principio. Una vez que ha
entrado este alejamiento, Dios usa el poder de Satanás que actúa por medio de
la hostilidad del mundo, para dos fines: primero, para ejercitar la vida divina
en un santo; en segundo lugar, para impedir un mayor alejamiento del Señor.
Esta es la "tribulación" que iban a tener; y, por consiguiente,
cuando llegamos a Esmirna, oímos de persecuciones. Si ustedes toman la historia
de la vida de Cristo, ella fue un ejercicio de prueba y padecimiento hasta que
Él llegó a la cruz; y no fue que necesitara la cruz para librarlo a Él de cualquier
mal existente; ella solamente resaltó más plenamente Su perfección, que Él
pudiera ser hecho perfecto en el justo resultado, como un hombre en gloria, de
lo que Él era moralmente. "Por lo que padeció aprendió la
obediencia." La manifestación de todo lo que estaba en Él fue presentada
por medio de la oposición y el desprecio. Su senda hacia la cruz se volvió más
y más oscura. Él tenía que vencer a Satanás, y dice para otros, "Al que
venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y
me he sentado con mi Padre en su trono."
El
segundo objetivo para el cual Dios usa el poder de Satanás, en persecuciones y
pruebas para los santos, es para evitar un mayor alejamiento de Él mismo. Hay
una tendencia constante en el corazón de los santos a tomar un descanso en las
circunstancias prósperas, debido a que la carne se vuelve, de manera natural,
hacia aquello que es agradable en el mundo para descansar, cuyo resultado es un
decaimiento de vitalidad interior; pero esto no sirve. Por consiguiente, Dios
dice, "Levantaos y marchad, porque no es éste vuestro descanso; por cuanto
está contaminado." (Miqueas 2: 10 - VM). La persecución es la porción
natural de la iglesia de Dios mientras esté aquí abajo, en un mundo de pecado.
Y cuando la iglesia empezó a descansar al comienzo, Dios se vio obligado muy
pronto a introducir la persecución en medio de ellos.
En
el evangelio de Mateo, el Señor revela de hermosa manera el espíritu y carácter
del reino en el sermón del monte: "Bienaventurados los pobres en
espíritu"; "Bienaventurados los mansos"; Bienaventurados los de
limpio corazón", etc., etc. Bendecir es el carácter en el cual Él
introduce el testimonio que Él estaba llevando. Dios estaba mostrando lo que
era bienaventurado a Su vista. En aquel tiempo, la gracia de Cristo estaba
recién comenzando a ser manifestada, mostrando las consecuencias naturales de
los principios y del carácter moral de Su reino. Los milagros que Él ya había
realizado habían atraído la atención de multitudes de todo el país circundante,
y, por tanto, Él explica aquí a los que oían, el verdadero espíritu y carácter
del reino, que ellos en verdad estaban pensando que era absolutamente de otra
manera, y dice quiénes son los bendecidos; pero al final del evangelio, en el
capítulo 23, es "¡Ay!, ¡ay!, ¡ay!" en vez de bendición. "He aquí
vuestra casa es dejada desierta. Porque os digo que desde ahora no me veréis,
hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor." Esto fue
porque la oposición del hombre fue resaltada totalmente por la manifestación
perfecta de lo que Cristo era. El comienzo del evangelio de Mateo era la
emanación bienaventurada de lo que estaba en Su corazón, mientras que el curso
de Su vida resalta lo que había en sus corazones, y por eso la palabra,
"¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!", etc.
Volviendo
al tema, — Dios nos envía tribulación, oposición desde afuera, para resaltar la
gracia y para impedir la tendencia constante a la ruina; y con Cristo esto fue
siempre y solamente para resaltar la gracia. Por tanto, Dios usa a Satanás como
un instrumento para producir bendición incluso para la iglesia. Tomen a Job,
por ejemplo. ¡Cuán maravillosamente fue usado Satanás por Dios para bendición
en el caso de Job! Es Dios quien comienza la conversación con Satanás, y Él
sabía perfectamente bien todo lo que Él estaba haciendo al atraer la atención
de Satanás hacia Job, y dice, "¿No has considerado a mi siervo Job?"
La maldad de Satanás estaba totalmente dispuesta para infectar y perseguirlo;
pero esta malignidad de Satanás fue usada por Dios para traer a Job a aquello
que era necesario para su bendición, — a saber, el conocimiento del mal que
había en su corazón, lo cual él no habría aprendido de ningún otro modo.
Entonces, por otra parte, tomen ustedes a Pablo. Él fue arrebatado al tercer
cielo, para obtener allí tal sentido del poder de Dios, que lo capacitaría para
su servicio peculiar a la iglesia y al mundo, y tal revelación de la gloria de
Jesús como era apropiado para sostenerlo bajo todas las pruebas a través de las
cuales él tenía que pasar inevitablemente. ¿Y cuál sería el uso que la carne
haría de esto? De qué forma se habría envanecido y habría dicho, «Pues bien,
Pablo, tú has estado en el tercer cielo, y nadie ha estado antes allí sino tú.»
De manera que se le dio un aguijón en la carne, el mensajero de Satanás para
que lo abofeteara; y por esto él rogó tres veces al Señor, que lo quitara de
él; pero no, no podía ser quitado, para que Pablo no se pudiera enaltecer en
forma desmedida. Pero él obtiene esta seguridad, — "Bástate mi
gracia." Eso que llegó a ser una fortaleza para Pablo, en lo que a él
mismo le concernía, fue aquello a través de lo cual él aprendió su propia
debilidad, — el "aguijón en la carne", el mensajero de Satanás para
abofetearlo; porque eso llegó entonces a ser un asunto de la gracia y de la
fortaleza de Cristo, y no de Pablo. "Por tanto, de buena gana me gloriaré
más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo."
(2ª Corintios 12: 9).
Parece
asombroso que Dios deba usar a Satanás como un instrumento con el cual probar a
los santos, y no interfiera para librar: pero Él lo hace así, tal como lo vemos
aquí; porque Él no dice, «Yo te echaré en la cárcel», sino, "el diablo
echará a algunos de vosotros en la cárcel"; pero, ¿acaso no podía el Señor
haber impedido esto? Por supuesto que Él podía; pero como la prueba era
necesaria, si Él hubiera impedido que el diablo actuara de esa forma, Él les
habría impedido a ellos las bendiciones que habrían resultado de una prueba
tal. Tomen, además, el caso de Pedro. El Señor dijo, "Satanás os ha pedido
para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte";
¿Qué? ¿Acaso Pedro no debía ser zarandeado? No, no es así; porque Pedro necesitaba
ser zarandeado, debido a que él tenía confianza en la carne. Pero el Señor oró
para que su "fe no falte"; es decir, que Pedro pudiera ser sostenido
bajo su prueba, — que su corazón no dejara de asirse de Cristo, sino estar
asegurado de Su amor y obtener la bendición supuesta. Y Pedro alude a tales
pruebas de la fe cuando él dice, "para que sometida a prueba vuestra fe,
mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego,
sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado
Jesucristo." (1ª Pedro 1: 7). Y
cuando Satanás hubiera cernido la paja del trigo, entonces el Señor lo usaría
como Él dijo: "y tú, vuelto a mí, fortalece a tus hermanos." (Lucas
22: 32 - VM).
Cuando
la iglesia había caído, — había dejado su primer amor, ella tenía que ser
puesta en el horno, para evitar que el mundo, sus tentaciones y su maldad
actuaran sobre sus propias tendencias perniciosas, mientras permanecía en un
cuerpo de pecado y muerte. Mientras la iglesia estuvo caminando en la frescura
de su "primer amor", el mundo no tuvo ningún poder sobre ella. Cristo
era demasiado vívidamente el objeto delante de la iglesia para que ella se
sumergiera en otros afectos que dejan el corazón abierto al razonamiento de la
incredulidad. Pero, cuando el "primer amor" fue dejado, entonces la
iglesia llegó a ser la presa de su propia carne maligna, actuó según los males
de alrededor y, por consiguiente, ella debió ser puesta en el horno, el lugar
donde Satanás perseguía, para impedir que ella fuera al lugar mucho más
peligroso donde mora Satanás, es decir, el mundo.
Versículo
9. "Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres
rico)". Cuando la iglesia fue creada al principio, los cristianos eran
pobres y despreciables en apariencia. Al dejar su primer amor, ellos estaban en
peligro de caer dentro de la corriente de los razonamientos del mundo; y el
Señor deja suelto al príncipe del mundo contra ellos, los deja encontrar su padecimiento
donde ellos estaban en el peligro de encontrar un descanso y gozo falsos, pero,
el verdadero carácter de enemistad del mundo, en lugar de sus falsas
tentaciones que los guio a entrar, y lejos del amor del Padre; y ellos se
sumergen en la insignificancia y pobreza dentro de las cuales la oposición del
mundo pone a los santos. "Pero tú eres rico", dice el Señor. Estos
pocos pobres despreciados poseían una riqueza inagotable. Se multiplicaron y
aumentaron en el mundo, y entonces hubo una tendencia a descansar en los
efectos producidos y no en el Señor; y el Señor, amándolos demasiado para
permitir esto, debe ponerlos en el horno para hacer que se apoyen en Él mismo.
Pues Él lanzará a la iglesia en conjunto en su propia porción apropiada y, por
consiguiente, Él usa la hostilidad del mundo para conducirla de regreso hacia
sus propias esperanzas y privilegios apropiados. Pero, para esto parecería
extraño que el Señor deba dejar que ellos sean probados "diez días",
si no fuera para enseñarles que su porción es el cielo y no la tierra; que
ellos no van a permanecer en la tierra, sino que van a pasar a través de ella
como peregrinos y extranjeros, para glorificarlo a Él, el cual fue un
extranjero cuando estuvo aquí abajo, y quién, ahora en la gloria, es un
extranjero para el mundo, como el mundo. Pero, por otra parte, esto muestra
también que la prueba es medida. Dios puede usar a Satanás como una vara, pero
él no puede tocar un cabello de nuestra cabeza más allá de lo que se le
permite.
Pero,
la iglesia debe ser traída a la conciencia profunda del estado desde donde ella
ha caído tan profundamente. Por este motivo, Cristo no sólo permitió al diablo
a echar algunos de ellos en la prisión, sino que también dice, "Sé fiel
hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida." Ellos pueden ser
martirizados, ¿y entonces qué? Jesús les da una corona de vida. La iglesia se
había deslizado al interior del mundo; y, a pesar de eso, dónde la fe viviente
estaba en ejercicio, el efecto era darle a Cristo Su verdadero lugar, y para
fortalecer todo. Una vez llegada la cuestión de abandonar a Cristo, había
mártires, quizás incluso entre los más mundanos. Esto es visto a menudo. Tal
como lo es ahora, en el día en el cual nosotros vivimos. Los cristianos están
buscando lo que el mundo busca principalmente, riqueza, poder e influencia: y estas
tres cosas son justo lo que el Señor no tenía. ¿Y puedo yo decir que soy un
extranjero donde tengo poder e influencia? Ciertamente no; y si el Señor vuelve
la corriente contra ellos, entonces deben atravesar el horno. Si la iglesia se interesa
en el mundo, en cualquier sentido, como su porción, debe dejar a un Cristo
celestial y a un Cristo crucificado. La iglesia de Dios no puede estar asociada
con el mundo y con la religión sin que ella pierda su verdadero carácter.
El
objetivo del Judaísmo era asociar la religión con este mundo, con la tierra. Y Dios
probaba así si el hombre podía ser atraído al propio Dios a través de cosas
terrenales que estaban asociadas con Él. Con este objetivo, Dios les dio un
templo magnífico, vestimentas hermosas, ceremonias espléndidas, la música y el
canto, para que Él pudiese mezclar los sabores y sentimientos de la naturaleza
con Él mismo. Pero, noten que todo esto necesitaba un sacerdocio entre ellos y
Dios; porque no se trataba de la presencia de Dios, como luz, en el cielo, y la
comunión pacífica con Él. Estas cosas terrenales no hacen sino mantener el alma
a una distancia de Dios. Porque, dondequiera que el mundo se conecta con la
religión, el sacerdocio debe entrar, pues en el momento que ustedes tienen al
hombre tal como él es, él no puede estar de pie ante Dios; él no puede estar de
pie en la luz y, por consiguiente, necesita un sacerdote.
Pero
ahora nosotros somos hechos cercanos; podemos estar en la luz así como Dios
está en la luz: somos sacerdotes; y con respecto a nuestro lugar en la
presencia de Dios, no hay ninguna necesidad de un sacerdocio entre Dios y
nosotros. Cristo padeció fuera de la puerta; y en el momento que la sangre de
Cristo, con la cual somos santificados, es llevada dentro del lugar santo a la
presencia de Dios, nuestra asociación es con los lugares celestiales, y nunca
más con una ciudad terrenal (puesto que ahora no hay una ciudad santa); y somos
sacados completamente del mundo (del mundo, que es religioso de manera carnal, y
por eso, para nosotros, es el campamento. "Salgamos, pues, a él, fuera del
campamento") y estemos dentro del velo con Él. Ello era exactamente lo que
el apóstol estaba enseñando a los Hebreos. Ellos no podían seguir con la
religión de carácter mundano, con el judaísmo, que era la religión terrenal de
Dios. De ahí también que el apóstol diga que, si él había conocido a Cristo
según la carne, ya no lo conocía más así. Él sólo era para él un Cristo
celestial.
Bajo
el Judaísmo, las ordenanzas carnales relacionaban al hombre con Dios; pero,
siendo Cristo rechazado, sus seguidores tienen Su lugar de aceptación en el
cielo, y el rechazo en la tierra. La cruz o el cielo. Ahora no hay punto
intermedio, — Cristo es completamente celestial; y nosotros hemos sido resucitados
para sentarnos en lugares celestiales en Él. En el momento que la iglesia
pierde el sentido de su lugar celestial en Cristo, el Señor, en Su fiel amor,
deja suelto el poder de Satanás sobre nosotros, simplemente para que podamos
aprender que el mismo mundo que estamos buscando adoctrinar religiosamente, es
el lugar del trono de Satanás. Por supuesto que en tal caso estaremos seguros
de tener al mundo y sus pensamientos sobre la religión completamente opuesto a
nosotros; pero entonces tendremos a Cristo y Sus pensamientos con nosotros, el
cual dice, "No temas en nada lo que vas a padecer", porque, "Yo
soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto".
El
carácter de Cristo en el mensaje a esta iglesia es como, "muerto y
vivo". Cristo no es meramente divino, — Dios, — sino que Él es también
Aquel que estuvo muerto y está vivo nuevamente para siempre. Considerado como
hombre, Él ha sido rechazado y echado fuera; así que, como María Magdalena,
debemos tener un sepulcro vacío (porque esto es todo lo que el mundo es, si
buscamos a Cristo), o a un Jesús resucitado. Si el corazón de ustedes está fijo
en Cristo, todo lo que ustedes encontrarán en este mundo es el sepulcro de
Jesús, y nada en él. Entonces, nosotros no tenemos nada que ver con este mundo,
porque si estamos en espíritu con nuestra Cabeza en el cielo, nosotros tenemos
todas nuestras bendiciones allí. Pero, por otra parte, tener y mantener el
corazón y el alma elevados hacia esto, es una constante dificultad en un mundo
como este; pero esto debe ser hecho. Pues de lo contrario, si no nos adherimos
al mundo, el mundo por sí mismo se adherirá a nosotros; y si entra el
decaimiento y es dejado el primer amor, entonces debe venir la "tribulación",
para que no nos conformemos "a este siglo." Este fue el caso aquí con
la iglesia. Ellos habían dejado su primer amor, por consiguiente, tenían que
ser puestos a través de este curso de prueba, para mantenerlos en el recuerdo
de que ellos no eran del mundo. El Judaísmo entró sigilosamente, — el
desarrollo, etc., etc., — "entremetiéndose en cosas que nunca vió,
hinchado vanamente por su ánimo carnal" (Colosenses 2: 18 - VM), en vez de
ser unos pocos despreciados, una "manada pequeña." Ellos crecieron
asombrosamente en número, así que quisieron ser bien vistos en la carne. De
hecho, ustedes se encuentran con que la cosa completa se conformó rápidamente a
semejanza con la jerarquía Judía. Entonces entra la persecución y estalla sobre
todo ello; y si incluso hubo persecución hasta la muerte, donde hubo una fe
viviente en un Dios viviente, aunque una persona tal pudo morir aquí, él no
sufrirá daño de la segunda muerte. La historia de estos tiempos demuestra que
el poder viviente, y la verdad en la iglesia, no estuvieron en sus maestros
sino en sus mártires.
PÉRGAMO. "Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de
Satanás." Aquí nosotros tenemos otro y más sutil carácter de mal. El Señor
reconoce el mérito a todo lo que Él puede. La iglesia había pasado por la
persecución, y había sido fiel. Leemos, "Pero retienes mi nombre, y no has
negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto."
Pero, ahora no se trataba meramente de mundana persecución externa (eso asaltaba
pero purificaba la iglesia), sino de corrupción doctrinal en su interior. La
iglesia de Dios tiene su lugar de responsabilidad en el mundo donde está el
trono de Satanás. Si éste deja de ser un mundo perseguidor, debido a que la
iglesia ha dejado de ser una iglesia testimonial celestial, a pesar de eso, la
iglesia está viviendo allí; ese es el lugar donde ella aún está, con respecto a
sus formas externas, y ha estado siempre desde la época mencionada aquí. Aquí
no es un asunto de conducta individual, sino de posición colectiva de la
iglesia.
Las
personas tienen la noción de que Satanás dejó de ser el príncipe de este mundo cuando
Cristo fue crucificado. Pues bien, yo diría simplemente que fue en la cruz de
Cristo donde Satanás llegó a ser enfáticamente el príncipe de este mundo.
Realmente él siempre lo fue, referente al corazón del hombre. Pero hasta que
Cristo fue rechazado, se podría haber esperado que de algún modo se podría hallar,
o podría hacer que brotara, algún bien en el hombre; pero la cruz demostró y
determinó el sometimiento del corazón del hombre a Satanás, de tal forma que
nada podría librarlo como tal. Por supuesto que la cruz fue virtualmente la
destrucción de su poder, porque allí Cristo destruyó a aquel que tenía el poder
de la muerte, es decir, el diablo. Entonces, en un sentido, referente al
cumplimiento de la obra que debía efectuar esto, referente a la justicia ante
Dios, su poder cesó, su cabeza fue herida, aunque el fruto de esta obra
cumplida aún no ha sido presentado mediante poder. El hombre ha sido probado en
todas las formas y, finalmente, en el sistema Judío, ha sido puesto bajo
responsabilidad por la ley, y examinado en el terreno de la obediencia. Allí él
ha fracasado, pero él está dispuesto a pensar que, si él hubiese hecho todo lo
que a él le gustaba, él habría establecido todo en forma correcta. Él fue
puesto a prueba en esto, por la entrega de poder en sus manos, en la persona de
Nabucodonosor. Él fracasó en ambas formas, es decir, en los Judíos, y en el
representante del poder imperial. Cristo vino. Satanás arriesgó todo para
deshacerse de Cristo, pero esto sólo terminó en su propia derrota; y a pesar de
eso, se le ha dejado conducir, por un tiempo, el mundo fuera del cual Cristo ha
sido echado, el cual, en sus formas universales y variadas, es el instrumento
de Satanás (tal como vemos en la crucifixión del Señor). Satanás, el príncipe
de este mundo, vino y no encontró nada en Cristo; pero los principales
sacerdotes, los Fariseos, Poncio Pilato, los Judíos y el poder Gentil, estaban
todos guiados por él. E incluso Sus propios discípulos Lo abandonaron, a causa
del temor de ellos al poder de Satanás manifestado en el mundo. En una palabra,
el mundo entero fue guiado por Satanás para rechazar a Cristo, y desde ese
momento Satanás es el príncipe manifiesto de este mundo: porque, hasta que
Cristo fuese rechazado por el mundo, Satanás no podía ser expuesto como el
príncipe del mundo. Y el Señor lo tenía como tal, llamándolo "el príncipe
de este mundo", diciendo, "Ahora es el juicio de este mundo; ahora el
príncipe de este mundo será echado fuera." (Juan 12: 31). "Porque
viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí." (Juan 14: 30).
La
iglesia de Dios ha sido sacada enteramente del mundo para estar asociada con el
Príncipe de Dios en el cielo; y por consiguiente, los Cristianos no tienen nada
por lo que estar morando, como su lugar de morada, su hogar, donde está el
trono de Satanás, viviendo en el mundo y como el mundo. Pero, ¡lamentablemente!
la iglesia prácticamente se ha deslizado fuera de estar "asiéndose de la
Cabeza," y ha tomado un carácter terrenal. Si "para mí el vivir es
Cristo", no es Cristo el hecho de estar en la religión mundana; porque el
hombre en la carne debe tener algo entre él y la Cabeza. La diferencia entre el
cristiano y la religión del mundo es del carácter más absoluto. "Si pues
moristeis con Cristo en cuanto a los rudimentos mundanos, ¿por qué, como si
vivieseis (es decir, estuvieseis vivos) aún en el mundo, os sujetáis a tales
decretos,...?" (Colosenses 2: 20 - VM). Un hombre en el mundo debe tener
preceptos. ¿Cómo puede continuar religiosamente sin ellos? Pero los preceptos
no son Cristo; ellos han sido clavados en Su cruz. No hay posibilidad de
escapar de la religión del mundo, de preceptos, y de cosas por el estilo,
excepto por medio del saber y el andar en el poder de un Cristo muerto y
resucitado. El hombre en la carne debe tener una religión de preceptos entre él
y Dios; pero si está unido a la Cabeza en el cielo, nada puede necesitar para llevarlo
más cerca, porque él es uno con Cristo; y si él no es uno con la Cabeza,
entonces está separado de Cristo. Pongan ustedes cualquier cosa entre Cristo y
las almas, y todo está perdido. Entonces la posición se convierte en una
totalmente diferente.
Esta
tendencia corrupta a la asociación con el mundo trajo la persecución al
interior, pero con la promesa apropiada, "Sé fiel hasta la muerte, y yo te
daré la corona de la vida." Es bastante verídico que el Señor causa la
prueba, pero ustedes nunca encuentran que hay en Él cualquier consentimiento
moral en el mal. Él no puede tentar según una doctrina maligna. El Señor les ha
enseñado la maldad de esta asociación corruptora con el mundo, convirtiéndolo
en un mundo perseguidor; pero Él no pudo haber enviado la enseñanza maligna de
Balaam. Porque sería imposible hablar de Cristo enviando la tentación moral
como una vara para la corrección de los santos. Él puede permitirlo en Su
sabiduría santa. Al esfuerzo del enemigo en Pérgamo no le gustaría la
tribulación de la cual se habla en Esmirna. Balaam los asociaría religiosamente
a ellos con el mundo, — un mal más doloroso que el poder de Satanás
persiguiendo abiertamente.
En
Éfeso, nosotros tuvimos el primer punto de alejamiento, el dejar su
"primer amor". En Esmirna ellos fueron puestos en el horno. La
persecución no había logrado los objetivos de Satanás, — la fidelidad incluso
hasta la muerte había coronado a las víctimas con un honor de mártir: pero aquí
surge un nuevo peligro. Ellos estaban morando donde está el trono de Satanás.
El mundo es el lugar del trono de Satanás; y ahora la corrupción es enseñada,
agradando a la carne, asociando a la iglesia con el mundo. El enemigo está
trabajando adentro. "Tienes ahí a los que retienen la doctrina de
Balaam."
De
este modo, hay una sorprendente y muy instructiva diferencia entre la
persecución de Esmirna y la seducción de Pérgamo. El Señor dice en Esmirna,
"el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis
probados...Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida." «Yo
he muerto por ti, y ahora tú sé fiel hasta la muerte por mí.» En Esmirna el
Señor no daría un paso para impedir las consecuencias de la posición en que
ellos estaban, pero los vuelve hacia el mantenimiento de la iglesia decadente
en su propio carácter verdadero, dando la seguridad de la promesa eterna y
celestial, una corona para el fiel. Pero, en Pérgamo, el hecho de estar morando
en el lugar donde estaba el trono de Satanás muestra a la iglesia en otra
forma. Y el Señor no podía, sin juzgar al mundo, quitar el lazo actuando sobre
el mundo mismo. Ustedes tienen la sutileza satánica actuando conjuntamente con
el mundo, y por medio de su espíritu en la iglesia, — un falso profeta que
lleva a la asociación con el lugar del trono de Satanás dónde este trono está,
— es decir, el mundo que había dejado de ser un perseguidor. Ustedes tienen
allí a Balaam; no todavía a Jezabel.
Un
carácter muy terrible y espantoso es ese de Balaam. La cuestión ya se había
planteado en el terreno del fracaso de Israel, si Dios los llevaría a la tierra,
— si Satanás, a través de sus instrumentos, Balac y Balaam, podría impedir la
entrada de Israel en Canaán. El esfuerzo fue conseguir que Jehová maldijera a
Israel, pero ellos no pudieron. Porque, como entre Él y el acusador, Dios no
"ha visto perversidad en Israel," ni había allí alguna posibilidad de
usar el poder de Satanás contra el pueblo de Dios, como dijo Balaam, "Que
no hay hechizo contra Jacob, ni hay adivinación contra Israel." (Números
23: 23 - VM). Dios contuvo los labios de Balaam y lo obligó a hablar
bendiciones en vez de maldiciones, a pesar de él mismo. "Resistid al
diablo, y huirá de vosotros." Cuando el diablo viene como un adversario,
él no tiene poder; el secreto de su poder consiste en entrar como un tentador y
seductor. Cuando Satanás no pudo prevalecer en conseguir que Jehová maldijera a
Israel, él los sedujo hacia la maldad, guiándolos "a comer de cosas sacrificadas
a los ídolos, y a cometer fornicación". Y entonces, ¿cómo podría el Dios
santo hacerlos entrar? (Véase Números 25).
En
Pérgamo, Satanás viene al interior de la iglesia como un Satanás seductor;
mientras que en Esmirna, Satanás se mantiene fuera de la iglesia como el
Satanás perseguidor. Por consiguiente en Esmirna ellos son exhortados, "No
temas en nada lo que vas a padecer." La debilidad está en el
"temor"; el peligro está en temer. Cuando el santo está fuera de la
persecución, él a menudo tiembla mientras la mira y se asusta. Pero cuando una
vez que él está completamente en ella, si él tiene fe, él saca su vista de ella
y mira a lo alto a Dios, y encuentra que él nunca fue tan feliz. De esta forma,
él es separado del mundo y preparado para percibir cuál es su propia porción
apropiada. Pero, como la iglesia de Dios está morando en territorio de Satanás,
si él no tiene este carácter persecutorio, entonces él le da a ella tanto del
mundo cuanto él puede (porque, como dice Satanás, "A ti daré toda esta
potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien
quiero la doy" (Lucas 4: 6); y si se puede decir del mundo «tú has
enriquecido a la iglesia», entonces el mundo va a poseer el corazón de la
iglesia, en vez de su Cabeza resucitada, "Porque donde está vuestro
tesoro, allí estará también vuestro corazón." Balaam fue un profeta,
aunque uno falso, y pudo usar el nombre de Jehová y declarar que él debía
hablar solamente por Su palabra; y nosotros encontramos aquí su espíritu
viniendo al interior de la iglesia para hacerla estar a gusto en el mundo. El
siervo malo (quien dijo en su corazón, "Mi señor tarda en venir; y
comenzaré...a comer y a beber con los borrachos"), aun así, fue tratado
como un siervo, aunque uno malo. Si Satanás puede hacer que un solo Cristiano
esté cómodo en el mundo, él ha logrado su objetivo. Entonces ellos podían ir y
comer en el templo del ídolo, etc.
En
los nicolaítas tenemos a la carne actuando en la iglesia de Dios; y en Balaam
es el espíritu del mundo, introducido por el falso profeta, entrando, y de una
manera seductora, para llevar a la iglesia a unirse con el mundo, para hacer
que la iglesia esté tranquila y cómoda en el mundo que dio muerte a Cristo.
Tenemos
aquí un maestro, un tipo de instructor religioso; como dice, "los que
retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los
hijos de Israel." "Y también tienes a los que retienen la doctrina de
los nicolaítas, la que yo aborrezco." En el caso anterior, en Éfeso, fueron
"las obras de los nicolaítas", pero aquí hay una doctrina que permite
obras malignas, — el antinomianismo, y peor, — que no sólo estaba contra la
ley, sino contra Cristo, estando la corrupción interior conectada con la
asociación con el mundo de afuera, y estimulada por dicha asociación. Es muy
triste (y nuestros corazones debieran llevar la carga de lo que sucede al
interior de la iglesia) ver cómo la iglesia decayó a pesar de eso, después que
la tribulación la había iluminado hacia Dios luego de comenzar a fracasar en Éfeso
(porque la raíz de mal estaba allí), y volviéndose cómoda la hizo estar
satisfecha de morar donde estaba el trono de Satanás, y entonces, claro, se
abrió la puerta para la doctrina maligna, la enseñanza falsa, conectando la
carnalidad con la espiritualidad, lo cual es antinomianismo. Satanás no deseó
perseguir donde él pudo corromper; porque las persecuciones de Satanás
solamente iluminan al alma hacia Dios, mientras que las corrupciones seductoras
de Satanás separan imperceptiblemente el alma de Dios. No había aún la plena
madurez de maldad como en la época de Jezabel, sino solamente la enseñanza de
la doctrina que permitía estas obras malignas; pero, en la iglesia siguiente
nosotros vemos que hay hijos nacidos de este mal, siendo el mal su lugar de
nacimiento moral.
Vemos
que el ojo y el corazón del Señor los ha seguido hacia donde ellos moran, cerca
del trono de Satanás, como Él dice, "Yo conozco...dónde moras"; y
desde allí (es decir, del espíritu de asociación con esto) Él los llamaría con Su
palabra de advertencia, "Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti
pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca." Aquí se habla de
la palabra en forma judicial, como de una espada saliendo de la boca de Cristo.
En tal estado de cosas la palabra de Dios es la fuente hacia la cual el santo
es atraído. Ahora la promesa se vuelve mucho más individual: "Al que
venciere, daré a comer del maná escondido." Era la fidelidad escondida que
iba a ser sostenida por la promesa de este maná escondido (visto, de hecho, en
un sentido, porque los frutos serían manifestados a todo alrededor). La iglesia,
como un cuerpo, estaba morando en el mundo; entonces, como una consecuencia
necesaria, viene la vida secreta del corazón del alma fiel con Dios en el poder
de la Palabra. Este es el vínculo interior con eso que nunca cambia en su
carácter, sosteniendo la fidelidad secreta a Dios. ¡Y que diferente es esto del
uso judicial de la Palabra, — a saber, ¡ser combatido por la espada de la boca
de Cristo (los miembros que viven estando asociados con el Cristo que sufrió en
la tierra, pero que ahora está en el cielo)!
El
maná señala al Hijo de Dios que se encarnó para dar vida a nuestras almas, Su
entrada en humillación dentro de todas nuestras circunstancias, y es la
provisión para el andar diario a través del desierto: porque encontramos que se
habla del maná en relación con Jesús como el pan de vida enviado desde el
cielo. "Este es el pan que descendió del cielo." Juan 6. Pero
entonces, ¿qué es el maná escondido? El maná para Israel era esparcido
alrededor del campamento; y ellos debían recogerlo diariamente para su comida.
Y así es igualmente Cristo para ser la provisión diaria del alma mientras ella está
en el desierto de este mundo; pero este no es el maná escondido. Tenía que
haber una vasija de oro conteniendo maná puesta ante Dios, y cuando los
Israelitas se habían instalado dentro de la tierra, ellos tenían que tener el
memorial de lo que habían disfrutado en el desierto. Este maná escondido es el
recuerdo de un Cristo sufriente aquí abajo, — el recuerdo de lo que Cristo ha
sido en el desierto, como un hombre, un hombre sufriente y humillado, y quien
es el eterno deleite de Dios en el cielo; y en nuestro estado eterno, aquel que
ha vencido, aquel que ha sido fiel en separación del mundo con Cristo, tendrá
el eterno disfrute de la comunión con Dios en Su deleite en un Cristo que fue
una vez humillado, — la misma clase de deleite, aunque en una medida diferente.
Si estamos andando fielmente con un Cristo rechazado, en vez de dejar que
Balaam entre a nuestros corazones, disfrutaremos así de Cristo aquí abajo en
espíritu; pero no podemos disfrutar de Cristo en nuestras almas si estamos
mezclados con la impiedad en el mundo: pues si pretendemos esto, entonces se
vuelve Nicolaísmo. Pero, a medida que alcanzamos y aprendemos en nuestras almas
el secreto de lo que Cristo fue en el mundo, nos alimentaremos de Él; pero esto
no puede ser si andamos en el espíritu del mundo. Incluso no podemos disfrutar
de la presentación de Cristo en los evangelios, a menos que sea alimento para
el alma. Un hombre puede decir que la verdad es muy hermosa; pero si ésta
alimenta solamente la imaginación, no le hace a él ningún bien. Dios no dio a
Su Hijo para que padeciera aquí abajo, y para que después se juegue con Él,
sino para alimentarse.
La
"piedrecita blanca" da la idea general de un voto a favor de alguien;
es la marca secreta de aprobación de una persona a otra. Hay gozos públicos en
el cielo comunes a todos, miles y miles de voces en comunión y alabanza,
haciendo eco del cántico de alabanza. Y aquí hay gozos que compartimos juntos
en Cristo; pero Él debe tener nuestros afectos individuales tanto como nuestros
afectos en común. Ustedes nunca pueden conocer mi propio gozo especial en
Cristo, ni yo nunca puedo experimentar el de ustedes; y esto es verdad acerca de
los más elevados afectos. Leemos, "Escrito un nombre nuevo, el cual
ninguno conoce sino aquel que lo recibe." El nombre no tendría ningún
significado para nadie más excepto para aquel a quien es dado. Cristo se revela
a Sí mismo al alma de tal manera que un extraño no se interpondrá con su gozo.
El gozo individual, la comunión personal, aunque lo mejora, es distinto del
gozo universal; y ese gozo individual que conocemos aquí abajo nunca será
interrumpido. Esta promesa, así como todas aquellas dadas a las iglesias, está
relacionada con el tiempo futuro de bendición celestial; pero ahora también es
la fuente de gozo y fuerza. El Espíritu de Dios hace que anticipemos el día.
Podemos recibir ahora de Cristo en espíritu esta "piedrecita blanca",
esta expresión secreta de Su gracia y amor, que otros no pueden recibir para
mí, ni que yo puedo recibir para ellos. ¡De qué manera esto hace a esta
"piedrecita blanca" digna de todo lo demás! Aunque todo el mundo
piense que estoy equivocado, ¡qué fuente secreta de fuerza es esta, ¡si yo
tengo la piedrecita blanca de la aprobación de Cristo, adquirida siguiendo la Palabra,
pero conocida en el corazón! Pero, reitero, yo tengo que juzgar todo por medio
de la Palabra, esa espada de Su boca que desarma y purga todas las obras de
Balaam. Entonces, no me importa, — dejen que el mundo hable acerca de cosas
como le agrade, Cristo me ha hablado, y en el día de gloria venidero reconocerá
todo lo que Él me ha dicho.
Es
bastante doloroso lo que un Balaam está enseñando en la iglesia; pero entonces,
noten, no puede haber ningún problema entre los santos que no ponga en
evidencia la fidelidad de Aquel que espera para bendecir "al que
venciere", y traer de esta forma al alma a la comunión con Cristo de una
forma en que ninguna otra cosa podría. Pues nada da el bienaventurado conocimiento
de la aprobación de Cristo entre el alma y Él mismo como la fidelidad dónde el
mal empieza a corromper. Si hay falsa enseñanza en el interior, la Palabra
(como en la persecución, y con todo lo demás) es «Vencer». El que tiene oído
para oír lo que el Espíritu dice a las iglesias va a estar venciendo ese mal
que asalta a la iglesia, cualquiera que este mal sea.
TIATIRA. Lo avanzado de la hora no me permite hacer más que considerar por un
momento a Tiatira. Ustedes obtienen esta diferencia cuando entra Jezabel; a
pesar de todo es una profetisa, pero ella por sí misma llega a ser la madre de
hijos; pues una clase completa de personas nace de esta corrupción. De personas
que estaban perdiendo el tiempo con esta corrupción y este mal (así como almas
simplemente extraviadas), Él dice que las arrojará "en gran
tribulación..., si no se arrepienten". Pero aquellos cuya existencia moral
tiene su origen en esta corrupción, Yo les daré muerte, — tal como Él dice,
"Y a sus hijos heriré de muerte". Pero, en el momento que ustedes
tienen esta condición de la iglesia, como la engendradora de corrupción,
entonces entra el juicio de las naciones: "como vasos de alfarero serán
desmenuzados" (Apocalipsis 2: 27 - VM); y el corazón del creyente es
guiado hacia la venida del Señor, "y le daré la estrella de la
mañana."
Yo
me alegro de finalizar con esta promesa, ella está llena de bendición. Mientras
tanto, el Señor mismo llega a ser el maná escondido para nosotros. Que Él nos
permita, y a todos Sus santos, evitar todo lo parecido al espíritu y a la
enseñanza de Balaam. Nosotros somos uno con Jesús, miembros de Su cuerpo; somos
de Su carne y de Sus huesos, y nada permanecerá sino esta unión con Cristo; puesto
que el conocimiento de nuestra unión con Cristo, y hacerla realidad en nuestras
almas, es la única salvaguardia contra el espíritu seductor del día en que
vivimos. Que el Señor nos otorgue ser fieles a esta verdad bienaventurada de
ser uno con Él, el cual está a la diestra de Dios. Entonces las personas pueden
intentar interponerse entre yo y Dios por medio de sus ordenanzas o su
sacerdocio; pero yo puedo decir, «No; yo soy llevado a estar muy cerca de Dios
como para que usted se interponga entre nosotros; y también muy cerca de Dios
como para que usted me pueda acercar más. Allí es donde la gracia me ha puesto;
y todo lo demás no es más que un lastimoso despropósito.»
Nosotros
estamos llamados a juzgar lo malo en la iglesia, si podemos, porque Dios no puede
aceptar a Balaam y a Jezabel. Por consiguiente, que el Señor nos permita
recordar que el fracaso al interior de la iglesia debe ser juzgado. Somos
llamados a prestar atención a esto especialmente, debido al día en que vivimos,
y a que la iglesia, estando ella misma bajo juicio, no puede ser una garantía
para la fe o para cualquier otra cosa.
J. N. Darby
Traducido del Inglés por: B.R.C.O. en 2001. –
Texto revisado en Febrero 2021.
Otras versiones de La Biblia usadas en esta
traducción:
RVA = Versión Reina-Valera 1909 Actualizada en
1989 (Publicada por Editorial Mundo Hispano)
VM
= Versión moderna, traducción de 1893 de H.B.Pratt, Revisión 1929 (Publicada
por Ediciones Bíblicas - 1166 PERROY, Suiza)
Versión Inglesa conferencias 3 y 4:
https://www.stempublishing.com/authors/darby/PROPHET/05042E_B.html
www.graciayverdad.net
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