El Sectarismo es una mala hierba venenosa
natural que brota en el jardín de todos. Si nosotros ignoramos la auto-disciplina de desarraigarla, sólo se fortalecerá y
causará un problema espiritual inaudito. Sus señas son fácilmente reconocibles, aunque, por lo general, nosotros la discernimos
más fácilmente en el jardín ajeno que en el nuestro, ¿por qué? porque básicamente se trata simplemente de egoísmo, y a ninguno
de nosotros nos agrada ser considerados egoístas, especialmente si somos realmente egoístas. Si nosotros no fuésemos realmente
egoístas, no deberíamos preocuparnos en absoluto acerca de las personas que piensan que lo somos. Ya que la verdadera respuesta
al sectarismo se encuentra en reconocer al Señor Jesús como el Centro de todos los consejos de Dios. La creación no se centra
en mí, ni tampoco alrededor de la compañía, o grupo de creyentes, en la cual yo encuentro comunión, ni siquiera se encuentra
alrededor de la verdadera iglesia de Dios, el cuerpo de Cristo. Ella se centra alrededor de la Persona misma del Hijo de Dios.
La verdadera ausencia de egoísmo, por lo tanto, le da a Él el lugar supremo de honor y dignidad, y no busca honor para sí
de ninguna manera.
Pero hay ciertas esferas en las cuales
el sectarismo surge con demasiada frecuencia, y la respuesta a estas es presentada hermosamente en la Epístola de Pablo a
los Efesios. Meditar profundamente acerca de ese libro encantador servirá, ciertamente, para ayudarnos a evitar los peligros
insospechados del sectarismo. Estas esferas son las de:
(1) La posición doctrinal de la iglesia de Dios
(2) Nuestra actitud hacia otros Cristianos
(3) Nuestras acciones, con respecto a otros Cristianos.
(1)
¿Cuál es la doctrina con respecto a la iglesia de Dios?
Efesios 1, 2 y 3 declara esta doctrina
en términos inequívocos. La iglesia de Dios es el cuerpo de Cristo, el cual incluye a todos los creyentes que están en todo
el mundo (Efesios 1: 22, 23). En el Antiguo Testamento, los Judíos estaban estrictamente separados de los Gentiles, pero ahora,
en Cristo Jesús, tanto los creyentes Judíos como los Gentiles han sido reconciliados en un cuerpo por virtud de la cruz de
Cristo (Efesios 2: 13-16), es decir, toda enemistad entre ellos ha sido quitada totalmente y Dios los ha hecho uno en Cristo
Jesús. Durante los tiempos del Antiguo Testamento esto era un misterio oculto en Dios, que los Gentiles habrían de ser coherederos,
miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de Su promesa en Cristo por medio del evangelio (Efesios 3: 4-6). Esto ya no es
más un misterio, sino que ha sido revelado plenamente, especialmente a través del apóstol Pablo. No fue un asunto fácil para
los creyentes Judíos reconocer una verdad tan maravillosa como esta, tal como vemos en la renuencia de Pedro incluso a ir
al hogar de un Gentil cuando Dios le habló en Hechos 10: 13-15. Vean también Hechos 10:28, y Hechos 11: 1-3. Pero si nosotros
no aceptamos esta verdad maravillosa actualmente en este día de la gracia de Dios, nosotros mismos nos colocamos en una posición
sectaria.
Cualquiera compañía Cristiana profesante
que se reúna en cualquier otro terreno que no sea el de un cuerpo de Cristo es sectaria. Cualesquiera doctrinas que nosotros
sostengamos deben ser doctrinas aplicables a todo el cuerpo de Cristo, ya que si nosotros adoptamos doctrinas que son aplicables
sólo a nuestro grupo particular, nosotros estamos sobre un terreno sectario, pues esas doctrinas nos separan, en esencia,
de los demás miembros del cuerpo de Cristo. El hecho de adoptar un nombre denominacional es contrario a la Escritura; sus
resultados son divisivos y, por consiguiente, sectarios. Algunos justificarían una posición semejante diciendo que tales divisiones promueven una rivalidad saludable, estimulando
a los creyentes a trabajar más duro por la causa de ellos. ¿Es saludable la rivalidad entre los santos de Dios? ¿Es bueno
trabajar más duro por nuestra propia causa que trabajar sencillamente para Dios? ¿Hubo rivalidad entre Pedro, Pablo, Santiago,
Juan y Timoteo? Semejante rivalidad involucra en sí misma sectarismo; una energía egoísta para lograr cosas para una sección
especial de la iglesia.
Esta fuera de toda duda que nosotros no
podemos juntar hoy en día a todos los santos de Dios desde todas las divisiones que han tenido lugar, y practicar la unidad
que una vez existió en la iglesia temprana. Pero nosotros podemos reconocer aún la base única de toda reunión verdadera, es
decir, el un cuerpo de Cristo, y reunirnos en sencillez sobre esa base, sin reclamar ser el cuerpo de Cristo. Si este es honestamente
el único terreno de reunión que reconocemos, este no es un terreno sectario. Que nosotros no deseemos nada más que esto.
(2)
¿Tenemos nosotros una actitud sectaria?
Es tristemente posible sostener una posición
Escritural, reclamando reunirse con los santos de Dios sobre el terreno del un cuerpo de Cristo y, a la vez, manifestar una
actitud sectaria. Aunque nosotros defendemos la doctrina del un cuerpo de Cristo, esto no nos exime de una actitud de amor
y de cuidado hacia los demás creyentes que pueden no tomar esa misma posición. De hecho, nosotros hemos de amarlos precisamente
de igual manera que amamos a los que están más cerca de nosotros. En otras palabras, lo único que es correcto es tener una
actitud no sectaria en todo tiempo. Efesios 3: 17-19 nos habla claramente sobre esto, a los efectos de que, "habite Cristo
en vuestros corazones, por medio de la fe; a fin de que, estando arraigados y cimentados en amor, podáis comprender, con todos los santos, cual sea la anchura, y la longitud, y la altura y la profundidad— y conocer el amor
de Cristo, que sobrepuja a todo conocimiento; para que seáis llenos de ello, hasta la medida de toda la plenitud de Dios."
(Efesios 3: 17-19; VM). Esta es la actitud de amor que se extiende a todos los santos en todas partes. Obviamente ese amor
no siempre se puede expresar en la aprobación de los modos de obrar de los demás, pero el amor genuino es aquel que desea
la más pura de las bendiciones para cada uno de ellos. De este modo, esta es una actitud no egoísta, no sectaria.
Tristemente, lo opuesto se ve en Lucas
9:49, cuando Juan dijo al Señor, "Maestro, hemos visto a uno que echaba fuera demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque
no sigue con nosotros." Obviamente esta es una actitud egoísta, sectaria, que el Señor tiene que corregir diciendo amablemente,
"No se lo prohibáis; porque el que no es contra nosotros, por nosotros es." ¿No estamos nosotros agradecidos de que la obra
del Señor está siendo llevada a cabo por quienquiera que sea? Nosotros debemos ser cuidadosos de guardarnos contra considerar
que nuestro grupo o compañía es la única que puede contar con la aprobación del Señor. Por supuesto que es correcto permanecer
en un lugar de doctrina no sectaria en el cual el Señor nos ha colocado, pero es un error permitirnos a nosotros mismos una
actitud sectaria en aquel lugar. Por otra parte, podemos estar agradecidos de observar que hay Cristianos que sí manifiestan
una actitud no sectaria, aunque ellos puedan encontrarse en una posición sectaria. En tales casos, la actitud de ellos es
mejor que la posición de ellos.
(3)
¿Y qué acerca de las prácticas sectarias?
Puede ser que nosotros tomemos una posición
Escritural y tengamos una actitud que parece no sectaria y, con todo, incurramos en prácticas que son sectarias. O es muy
posible tener una posición genuinamente no sectaria y un espíritu genuinamente no sectario, y con todo, tener una real dificultad
para discernir lo que es una verdadera práctica sectaria y actuemos conforme a ella. Esto es particularmente así debido a
la confusión que ha sido causada en la Cristiandad por las innumerables divisiones. Porque esto no es un asunto meramente
personal, sino que es un asunto que afecta la reunión de los santos de Dios.
Pero es refrescante volver a Efesios 4
para encontrar lo que es la práctica no sectaria. Nuestro andar debe ser digno de nuestro llamamiento (Efesios 4:1). Debemos
procurar diligentemente guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Entonces, a cada creyente individual le es
dada gracia conforma a la medida del don de Cristo (Efesios 4:7). Aunque se mencionan dones públicos especiales - apóstoles,
evangelistas, pastores y maestros - se ve que estos tienen el propósito de equipar a todos los santos para la obra del ministerio,
para que todos trabajen juntos para edificar la iglesia de Dios, con el objeto de llegar, finalmente, a la unidad de la fe,
y al conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Efesios 4:13).
De este modo, cada creyente debería estar
preparado para ser un siervo para con todos los santos, no sólo para con aquellos con los cuales él pueda tener el privilegio
de reunirse regularmente. Por lo tanto, no seamos sectarios en nuestro servicio, sino que procuremos, mediante los medios
correctos, la bendición de todo el cuerpo de Cristo. Asimismo, al hablar la Palabra de Dios, que todo siervo se cuide de entregar
lo que es aplicable a toda la iglesia de Dios, no solamente a un grupo selecto, ya que ello sería sectarismo.
En
la reunión de la asamblea
En el día actual, como hemos observado,
han aumentado las dificultades con respecto a ser preservados nosotros del sectarismo en las reuniones de los santos de Dios.
Por ejemplo, ¿podemos nosotros aceptar a cualquier Cristiano profesante al partimiento del pan independientemente de qué doctrina
él pueda sostener, o si él está involucrado en un mal moral? El verdadero creyente debe responder inmediatamente que si sus
doctrinas son fundamentalmente falsas, o su práctica es moralmente mala, nosotros deberíamos rehusar aceptarlo. Rechazarlo
no es sectario, sino obediencia a la Escritura (2 Juan 9-11: 1 Corintios 5:11).
Un Cristiano puede estar identificado
en comunión con otros que son culpables de falsa doctrina o mal moral. Mientras él mantenga esto, ¿puede cualquier verdadera
asamblea de Dios recibirle al partimiento del pan? Algunos pueden decir que ustedes son sectarios si no lo hacen. Pero la
Escritura dice, "No queráis, pues, ser cómplice de las obras infructuosas de las tinieblas; antes bien, reprendedlas." (Efesios
5:11 - TA). Asimismo, "Salid de en medio de ellos, y separaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré."
(2 Corintios 6:17 - BTX). Obedecer la Escritura es, ciertamente, no sectario.
Sin embargo, hay otros casos de una naturaleza
menos seria. Algunos de estos se arreglan fácilmente, mientras otros presentan más dificultad. Esto significa que los santos
de Dios deben ser conducidos a la presencia del Señor a buscar discernimiento en cuanto a cada caso, a orar por sabiduría
y gracia para actuar para Él en realidad de fe y amor. Algunas veces podemos ser acusados de sectarismo cuando, en realidad,
es el amor de Dios que nos mueve en el deseo de la más pura bendición de algún individuo. Por otra parte, nosotros podemos
pensar que estamos siendo fieles al Señor cuando somos realmente duros y sectarios. En esto, como en cada aspecto de la vida
Cristiana, cuán grandemente necesitamos que la gracia pura de Dios nos preserve y nos guie.
De todas estas cosas, no obstante, lo
peor es una posición doctrinal sectaria, ya que ella es la base para una actitud sectaria y una práctica sectaria. Aun así,
si nosotros aprobamos una posición no sectaria, seamos todos más diligentes en mantener una actitud no sectaria y prácticas
no sectarias.