LOS CAMINOS DE DIOS
Gobierno, Gracia, y Gloria
Frederick G. Patterson
De la Revista "The Bible Treasury", Vol. 5, 1865-1865
Todas
las citas bíblicas se encierran entre
comillas dobles ("") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera
Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares en que, además de las
comillas dobles (""), se indican otras versiones, tales como:
LBLA = La Biblia de las Américas, Copyright
1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, Usada con permiso.
VM = Versión
Moderna, traducción de 1893 de
H. B. Pratt, Revisión 1929 (Publicada por Ediciones Bíblicas - 1166 PERROY,
Suiza).
Capítulo 1. — El Alcance General de los Tratos de Dios.
Capítulo 2. — La historia Pasada del Pueblo de Israel
Capítulo 3. — Los Tiempos de
los Gentiles y Su Juicio.
Capítulo 4. — La vocación de la Iglesia, y Su Gloria.
Capítulo 5. — La Corrupción de la Cristiandad.
Capítulo 6. — El Juicio de Israel y de las Naciones introductorio del
Reino.
Capítulo 7. — La Gloria, o Reino.
Capítulo 8. — Satanás desatado por un poco de tiempo, el Gran Trono
Blanco, y el Estado Eterno.
Capítulo 9. — Conclusión.
3. — Los Tiempos de los
Gentiles y Su Juicio.
Nosotros hemos trazado brevemente la
historia pasada del pueblo de Israel hasta la cautividad Babilónica, cuando la sentencia
"Lo-ammi" (vosotros no sois mi pueblo – Oseas 1) fue dictada sobre
ellos, la presencia de Jehová, o la gloria, se marchó de en medio de ellos, y
el gobierno del mundo fue transferido a los Gentiles. Es decir, "los tiempos
de los gentiles" comenzaban. Hemos seguido también la historia del
remanente de Judá y Benjamín, el cual retornó a la tierra para que se le
presentase su Mesías, no habiendo sido removida, ni estando por serlo, la
sentencia "Lo-ammi" [*] hasta después de la completa dispersión de
ellos y la destrucción de las ciudades de la tierra. (Isaías 6:11). [**]
[*] Los
profetas que profetizaron después de la cautividad cuentan los años por medio
de los años de los opresores Gentiles, y ninguno se dirige al pueblo como el
pueblo de Dios reconocido así, excepto por el futuro.
[**]3.
Esto fue llevado a cabo alrededor del año 70 d.C, en la destrucción de Jerusalén
por las huestes del general Romano Tito Vespasiano
Justo antes del momento en que Judá fue
finalmente llevado a la cautividad, nosotros encontramos a Dios enviando Su
profeta a Sedequías, el cual estaba complotando con las naciones de alrededor
para quitarse el yugo del rey de Babilonia, demandando que él y ellos sometiesen
sus cuellos al yugo del rey de Babilonia. Él dice, "Yo hice la tierra, el
hombre y las bestias que están sobre la faz de la tierra, con mi gran poder y
con mi brazo extendido, y la di a quien yo quise. Y ahora yo he puesto todas
estas tierras en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y aun las
bestias del campo le he dado para que le sirvan… Someted vuestros cuellos al
yugo del rey de Babilonia, y servidle a él y a su pueblo, y vivid."
(Jeremías 27: 5-12). Es con este poder Gentil, y con los que vinieron después
de él, hasta el fin de sus tiempos, con el cual nosotros tenemos que ver ahora.
Acudimos al libro de Daniel y leemos acerca de uno de los Hebreos cautivos
habilitado por Dios para recordar e interpretar el sueño del rey Gentil, el
cual lo había olvidado. (Daniel 2: 31-45). El sueño fue el de una gran imagen,
cuya cabeza era de oro; el pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus
muslos, de bronce; sus piernas, de hierro; y sus pies, en parte de hierro y en
parte de barro cocido. La interpretación demuestra que esta imagen tipificó el
poder Gentil desde los días del primer rey, Nabucodonosor, hasta su final.
Cuando dicho poder está en su estado final,
una piedra [***] cortada "no con mano", un reino establecido por el
Dios del cielo, hiere la imagen en sus pies,
es decir, al final de su existencia. De acuerdo con eso, las partes que
componen la imagen completamente formada en aquel entonces, son desmenuzadas y
consumidas por un aplastante acto de juicio, infligido por la piedra. Dichas
partes son desmenuzadas, todas a la vez, el hierro, el barro, el bronce, la plata
y el oro; y quedan como el tamo de las eras en verano, y el viento se las lleva
sin que quede rastro alguno de ellas. Es así que la piedra que ejecutó este
acto de juicio, se convierte en un gran monte, y llena toda la tierra. La
visión es clara, y no necesita más que unas pocas palabras. El poder Gentil
existe en diferentes etapas, cada uno inferior al otro, mientras más se aleja
de la fuente de su gran poder, hasta que, en su último estado, un acto de
juicio muy completo y muy destructivo es ejecutado por un poder no confiado a
las manos de los hombres, de modo que todo vestigio de la imagen desaparece de
la escena; y el poder que asesta el golpe se amplía y es exaltado, y permanece
para siempre.
[***]
Que esta piedra es Cristo, lo declara La Ley (Génesis 49:24; Los Profetas (Isaías
8:14; 28:16); Los Salmos (Salmo 118:22); Los Evangelios (Mateo 21:44; y Las Epístolas
(Romanos 9:33; 1ª. Pedro 2:4).
Babilonia era la cabeza de oro; su fuente
fue el don de Dios, tal como hemos visto; su poder es absoluto e
incuestionable. "Por la grandeza que le dio, todos los pueblos, naciones y
lenguas temblaban y temían delante de él. A quien quería mataba, y a quien
quería daba vida; engrandecía a quien quería, y a quien quería humillaba."
(Daniel 5:19).
Después de él vino el Medo-Persa, el pecho y
los brazos de plata, un poder unido (dos brazos) inferior al primero en su
poder absoluto, en vista de que si aquel que ostentaba el poder hacía una ley,
él mismo estaba sometido a esa ley tal como otro; porque la ley de Media y de
Persia no puede ser abrogada. (Daniel 6: 8, 12).
El tercer reino, de bronce, el Griego, fue
inferior aún; como el cuarto, ese de hierro, y el hierro mezclado con el barro
cocido, se degenera aún más.
El gran asunto a ser entendido por nosotros
es que el gran poder dado al rey Gentil, al cual sucedieron los otros poderes,
como tipificados en la gran imagen (el cual se deteriora mientras se prolonga
su existencia), continúa hasta que un gran acto de juicio aplastante y
completo, que está aún por ser
ejecutado, se lleva la integridad y todo vestigio, lo sustituye, y entonces llena
toda la tierra. Yo digo, 'que está
aún por ser ejecutado' porque es un pensamiento común aplicar incorrectamente
este reino, el cual destruye los demás y luego llena la tierra, al evangelio.
La gracia, o el evangelio (las buenas nuevas), nunca es presentada en la
Escritura como haciendo esto. En primer lugar, la imagen no existía en el
estado tipificado por los pies en el
comienzo del día del Evangelio. En segundo lugar, el golpe es asestado a esos pies,
lo cual es un aplastante acto
de juicio, no gracia. Y después, es el primer
acto de la piedra, un acto de juicio, antes
que ella comienza a crecer y a llenar la tierra. (Daniel 2: 33-35). Se hace
esta observación solamente de paso, en vista de que el objetivo de estos
escritos en más bien establecer la verdad al seguir el rastro de estos poderes
Gentiles hasta su fin, que combatir con el error.
Pasamos ahora a Daniel 7, donde estos cuatro
grandes poderes están expresados bajo la forma de cuatro bestias rapaces. Desde
el amplio mar de las pasiones y artimañas humanas, que flotaban desordenadas en
el mundo, agitadas por los cuatro vientos del cielo, subieron cuatro bestias
salvajes o reinos. La primera era como un león, rey entre las bestias de la
tierra, con alas de águila, el ave principal: un poder rápido en su vuelo, y
elevándose sobre los otros poderes del mundo. Nosotros sabemos que esta fue la
primera de las cuatro grandes monarquías — Babilonia (Daniel 1:1; 2: 37, 38).
Otra bestia salvaje sigue a continuación —
la Medo-Persa, la cual sucedió a la de Babilonia. (Daniel 5: 28; 30, 31).
Luego una tercera — el imperio Griego,
formado por Alejandro Magno, el cual siguió a continuación del Medo-Persa (véase
Daniel 8: 21, 22), dividida después en cuatro cabezas.
La cuarta, diferente de todas las demás
bestias y aun así siendo partícipe de las cualidades o materiales de todas
(véase Apocalipsis 13:2), extremadamente fuerte, devorando y desmenuzando y
destruyendo el resto, la cual tenía también diez cuernos. Es con este cuarto
imperio con el cual nosotros tenemos que ver de manera más particular: el
capítulo que estamos considerando (Daniel 7) se ocupa principalmente de él. El
cuarto gran poder fue Roma, el cual sustituyó el imperio Griego después que
este se rompió en cuatro cabezas. (Daniel 7:6; Daniel 8: 21, 22). Este poder
imperial es presentado mediante el antiguo nombre de aquello que lo rodeaba,
siendo Roma su centro, en Daniel 11, donde leemos, "vendrán… naves de
Quitim" (o, del Oeste, de Occidente), etc. Esto es mencionado solamente
para demostrar que tenemos todos los cuatro poderes definidos desde la
Escritura, sea ello mediante el nombre o mediante las circunstancias
adyacentes. Este poder existía en su vasto estado intacto en los días de
Cristo, tal como leemos en Lucas 2:1, "Aconteció en aquellos días, que se
promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado."
Y es con este poder con el
cual nosotros, los Cristianos, llamados a salir fuera de entre los Gentiles,
tenemos que ver mayormente.
En la segunda visión de Daniel 7, nosotros
encontramos que la cuarta bestia tenía diez cuernos, y que de entre los cuernos
salió otro cuerno, ante el cual tres cayeron; y este cuerno tenía ojos,
expresión de inteligencia y diseño activos; y una boca que hablaba con mucha
arrogancia. Él profiere palabras contra el Altísimo, va acabando con los santos
del Altísimo, venciéndolos; intenta cambiar el tiempo de las solemnidades
(festivales Judíos) y las leyes y ceremonias, las cuales serán dejadas a su
arbitrio durante un tiempo, tiempos, y medio tiempo (es decir, los últimos tres
años y medio de los tiempos de los Gentiles). Tronos son establecidos, y el
Anciano de días se sienta, el dominio del cuerno pequeño es quitado (él
personifica a la bestia en el final, tomando el liderazgo entre los demás
cuernos, y se convierte así en la expresión del todo), su cuerpo es destruido y
entregado al fuego devorador. El juicio es entregado a los santos del Altísimo
(los santos celestiales, "¿Acaso
no sabéis que los santos han de juzgar al mundo?" 1ª. Corintios 6), y los
santos poseen el reino (los santos terrenales, "Venid, benditos de mi
Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo."
Mateo 25). Encontramos después, en otra visión, el reino del Hijo del Hombre sustituyendo
al de la cuarta bestia (el Anciano de días es el propio Hijo del Hombre, véase
Daniel 7:22), que está personificada en el cuerno pequeño que salió entre los
otros cuernos.
Surgen ahora las preguntas,
1. El cuarto reino, ¿acaso no dejó de
existir desde hace mucho tiempo en su enorme poder de hierro?
2. ¿Ha asumido dicho reino alguna vez los
rasgos comunicados por los diez cuernos?
3. ¿Ha hecho alguna vez lo que se le
atribuye en Daniel 7:25?
Ahora bien, estas preguntas serán
respondidas de manera satisfactoria mediante otras Escrituras. Pasamos a Apocalipsis
13, y leemos acerca de una bestia salvaje que el profeta ve subir del mar. Ella
participaba de las características de las tres bestias precedentes de Daniel 7,
pero tiene otra añadida, la cual era, que el dragón le dio su poder, su trono,
y gran autoridad; esta bestia no tenía esto anteriormente. Tenía siete cabezas
y diez cuernos — siete formas de gobierno, y diez divisiones en su poder administrativo.
Juan vio una de estas cabezas herida, tal como parecía, de muerte, y la herida
mortal fue sanada. No hay duda alguna de que esta cabeza era su forma imperial,
que ha dejado de existir desde hace mucho tiempo: algunos piensan que para
siempre — que la herida era de muerte.
Pero la herida aparentemente mortal fue
sanada, y todo el mundo se maravilla; y ellos le adoran, y, a través de él,
adoran a Satanás, el cual le dio su poder, y su trono, y gran autoridad; y
dicen, "¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?"
(Apocalipsis 13: 3, 4).
Este es, evidentemente, el cuerno de Daniel
7, porque las mismas actividades son atribuidas a él. Pero en Apocalipsis
tenemos esto añadido — que él era la expresión y el instrumento plenos de Satanás
cuando fue revivido; porque (como en Daniel 7:25) nosotros leemos que se le dio
una boca que hablaba palabras arrogantes y blasfemias, y le fue permitido hacer
guerra contra los santos durante cuarenta y dos meses (tres años y medio). Él
blasfema contra Dios, y Su tabernáculo, y los que moran en el cielo, 'los santos
que están en los lugares celestiales'; y hace guerra contra los santos que
están en la tierra, y los vence — al leer Daniel 7 nosotros sabemos hasta qué
momento.
Pasando a Apocalipsis 17, en la explicación
de la visión al profeta encontramos la misma bestia, "que era, y no es."
Ella había existido en su vasto gran imperio, el cuarto de Daniel 7; ella había
dejado de existir, y "está para subir del abismo";
aparecería nuevamente,
pero cuando lo hiciera, sería la expresión plena de Satanás — "Y el dragón
le dio su poder y su trono, y grande autoridad." (Apocalipsis 13:2).
Pero nosotros debemos proseguir con su
descripción bajo la última forma. "Y son siete
reyes", siete formas de
gobierno del imperio latino. "Cinco de ellos han caído", cinco habían
desaparecido cuando el profeta escribió. "Uno es", existía en aquel
entonces. Otra forma, que no ha llegado aún, iba a surgir, y permanecer por un
poco de tiempo. (Apocalipsis 17:10). Entonces la bestia que era, y que había
dejado de existir, — él sería una octava forma, aun así, de las siete. Habría
que explicar ahora un rasgo en cuanto a los diez cuernos, rasgo que no
pertenece a su estado de existencia anterior. Los diez cuernos son diez reyes,
ellos no habían recibido reino alguno entonces, no pertenecían a los que los
antecedieron de un vasto imperio, pero ellos aparecerían, y recibirían poder al
mismo tiempo que este imperio volvería a existir en su forma final. Ellos
tendrán un mismo propósito, y entregan su poder y autoridad a la bestia; cada
uno de ellos existiría separadamente, y aun así reconocerían a la bestia como
jefe de ellos — la expresión del todo. Ellos pelearán contra el Cordero, y Él
los vence. El fin de ellos lo encontramos en Apocalipsis 19. El Jinete que
monta el caballo blanco, junto con los ejércitos celestiales, sale con ocasión
del último desafío audaz y blasfemo a su autoridad; y la bestia y estos reyes
se reúnen para hacer guerra contra Aquel que montaba el caballo y contra Su
ejército; "Y la bestia fue apresada," y fue lanzada viva "dentro
de un lago de fuego que arde con azufre." Sus ejércitos, asimismo, son
aniquilados judicialmente.
Tenemos que comentar un asunto, y ese asunto
es explicar la presencia de Satanás en la tierra en la escena final, cuando él
da su poder a la última forma del imperio latino, tres años y medio antes de la
ejecución del juicio que introduce el reino del Hijo del Hombre. Para esto
acudimos a Apocalipsis 12. Encontramos allí al "hijo varón" (Cristo y
la Iglesia, Su cuerpo) arrebatado hasta Dios y hasta Su trono ("Y dió a
luz un hijo varón, que ha de regir todas las naciones con vara de hierro; y su
hijo fué arrebatado hasta Dios, y hasta su trono" Apocalipsis 12:5 – VM),
lo cual es seguido inmediatamente a continuación por guerra en el cielo.
Satanás es arrojado a la tierra, siguiendo a continuación el regocijo en el
cielo (Apocalipsis 12: 10, 11); un ay es pronunciado sobre los habitantes de la
tierra, "porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo
que tiene poco tiempo." [*] (Apocalipsis 12:12).
[*] Esta
expulsión de Satanás de las regiones celestes es importante. De Satanás y de
los espíritus malos se habla como estando en las regiones celestes en el
momento actual. Él es denominado "príncipe de la potestad del aire"
(Efesios 2:2); y de la Iglesia de Dios se dice en Efesios 6, "no tenemos
lucha contra sangre y carne, sino contra… huestes espirituales de maldad en las
regiones celestes."
Él vuelve entonces su maldad contra los
santos Judíos que están abajo, los que son en aquel entonces los objetos de la
atención de Dios. Él da su poder y autoridad a la bestia por 1260 días, o
cuarenta y dos meses, o "tiempo, y tiempos, y medio tiempo" (Daniel
7), antes del fin de la existencia de la bestia.
Hagamos ahora un breve resumen de lo que
hemos deducido de la lectura de la Escritura, es decir, la historia de los
poderes Gentiles desde su comienzo hasta su final.
Nosotros hemos visto que cuatro grandes
reinos surgieron, comenzando con Babilonia, la cual recibió su poder
directamente de Dios, seguido por el imperio Medo-Persa, el Griego, y el
Romano; este último existía cuando Juan escribió, y por algunos cientos de años
en más o menos de su dominio de hierro. Este imperio fue dividido en reinos
diferentes, y continuó así por largo tiempo. Tres años y medio antes del fin
del poder Gentil, Satanás es lanzado fuera del cielo. A continuación, el
imperio latino, aparentemente destruido y olvidado por tan largo tiempo, es
restaurado, pero en una forma nueva; no un solo y vasto poder de hierro, sino
sus reinos divididos uniéndose para reconocer un poder (un hombre) de entre ellos
como su jefe, y otorgándole el poder y la fuerza de ellos. Satanás hace de él
su instrumento útil, y el mundo se maravilla y adora. Este jefe blasfema a
Dios, y como Satanás no puede acusar ahora a los santos que están en los
lugares celestiales, él hace que sus instrumentos los blasfemen. Él traslada su
ira por medio de este jefe contra el pueblo Judío reunido en aquel entonces en
su país. Y, finalmente, él lo guía a volver su corazón en abierta rebelión
contra Cristo, el cual viene a tomar posesión de Su reino mundial, y a poner
fin al poder Gentil. Este jefe y sus aliados se reúnen contra el Rey de reyes y
sus santos celestiales, y el fin de la Bestia es el lago de fuego y azufre. (Apocalipsis
19 y 20).
Hemos seguido ahora, sin desviarnos mucho de
nuestro tema, la historia de los poderes Gentiles hasta su conclusión, teniendo
especialmente en cuenta los rasgos que el cuarto imperio asumirá, cuando sea revivido
como un poder imperial, tres años y medio antes del fin de su existencia;
cuando, en la persona de su líder, este poder imperial será la expresión
evidente y completa del poder diabólico. Poseído por Satanás, será instigado a
rebelarse contra Dios y contra Cristo, y, por tanto, es destruido.
Pero, queridos amigos, podemos recordar que
al considerar la historia pasada de Israel, nosotros vimos que cuando Cristo
fue presentado a los Judíos en Jerusalén, Él fue rechazado, y recibido
solamente por un pequeño grupo de discípulos, y que Él les dijo que Él había
venido en nombre de Su Padre y que no
Le recibirían; y que si otro viniera en su propio nombre, a ese recibirían. Ahora
bien, durante la época
de la crisis de la historia del mundo, coincidente con los tres años y medio de
la maldad completamente formada de la bestia, lo cual ya hemos visto, los
Judíos habrán sido reunidos nuevamente en su tierra en un estado de apostasía. La
Escritura muestra en gran medida que un Mesías falso se presentará a ellos en
aquel tiempo, el cual será recibido por la mayoría del pueblo, y rechazado por un
remanente de fieles — exactamente lo contrario de lo que ocurrió en el día cuando
nuestro Señor mismo estuvo allí. Este personaje es el nexo de unión entre el
poder Gentil en un estado de apostasía y revuelta y los Judíos en un estado
similar. Cristo fue presentado a Pilato como siendo este último el
representante de la cuarta monarquía, y a Caifás el cual representaba a la
nación Judía en aquel día: ambos unidos para crucificarle a Él. Al mismo
tiempo, Él fue rechazado por la mayoría de los Judíos y recibido por un pequeño
grupo de discípulos. Al final de la existencia de la cuarta monarquía en su
estado revivido, este Mesías falso aparecerá, la mayoría de los Judíos
retornados le recibirá, y él será reconocido por la cabeza imperial del imperio
latino restaurado, en cuyas manos el hará de las suyas; pero él será rechazado
por un remanente pequeño, cuyos corazones Dios está adiestrando, a través de
tribulación sin precedentes, para el reino que está a punto de sustituir al de
la Bestia, cuando el juicio sea ejecutado.
Después de presentar así brevemente este
Mesías falso, nosotros seguiremos en orden las Escrituras que hablan de él. Él
es presentado en Daniel 11: 36-39; y podemos comentar que al profeta se le dice
en Daniel 10:14, que el ángel había venido para hacerle entender lo que
acaecería a los Judíos en los últimos días. Daniel capítulos 10 al 12
corresponden todos a una sola visión y se ocupan de este tema, y el propio
Señor en Sus instrucciones al remanente Judío en Mateo 24 alude a esta profecía
(Daniel 12) como perteneciendo al futuro, y que cuando la circunstancia de la
abominación de la desolación, etc., llegue a suceder, ello será la señal para
que el remanente huya, añadiendo que, "inmediatamente
después de la tribulación de aquellos días,… aparecerá la señal del Hijo
del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y
verán al Hijo del Hombre viniendo… con poder y gran gloria." (Mateo 24:
15-31). Nosotros no podemos aplicarlo a ningún otro momento más que a la hora
de la gran tribulación,, o a los 1260 días finales, antes de la aparición de
Cristo y del juicio ejecutado por Él y antes que el reino sea establecido
(véase por favor Daniel 12:11, donde 30 días son añadidos) y haya sustituido al
de la Bestia.
El rey es presentado en seguida en Daniel
11: 36-39 como uno que tiene ese título en opinión de los Judíos. Él hace según
su propia voluntad, él mismo se exalta y engrandece sobre todo dios, dice cosas
horrendas contra el Dios de los dioses, y prospera hasta que haya acabado la
indignación. No le importará el dios de los Judíos, ni tampoco el Mesías, ni
ningún otro dios, ensalzándose sobre todos ellos. La "indignación"
(ira, furor) es mencionada en Isaías 10: 5, 24, 25, donde encontramos que hay
un tiempo designado para su duración.
Pasamos a Apocalipsis 13:11, donde
encontramos a este personaje traído de nuevo ante nosotros como la segunda
bestia, la cual sube de la tierra, y tiene dos cuernos semejantes a los de un
cordero — alguna imitación de Cristo, pero habla como un dragón. Él no puede desechar
el poder del rey Gentil, la Bestia — eso está reservado para Cristo; pero él
ministra para él y "ejerce toda la autoridad de la primera bestia en
presencia de ella" — el poder de Satanás, pero subordinado al de la
Bestia. "También hace grandes señales, de tal manera que aun hace
descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres, etc." Él
imita así el gran poder de Dios (obviamente ello no es así, sino sólo a la
vista o a la percepción de los hombres).
Leamos ahora Apocalipsis 16: 13, 14, donde
encontramos los tres grandes aliados en maldad, el dragón, la bestia, y el
falso profeta, saliendo espíritus inmundos d cada uno de ellos para reunir los
reyes de todo el mundo de la tierra habitable para la batalla del gran día del
Dios Todopoderoso.
En Apocalipsis 19:20, nosotros encontramos
los dos grandes instrumentos de Satanás — la Bestia y el falso profeta. La
Bestia, con sus reyes vasallos, tal como hemos visto anteriormente, se reunió
para guerrear contra el Cordero, el Señor de señores, y Rey de reyes. La Bestia
y el falso profeta encuentran aquí su perdición. Aliados en maldad y blasfemia,
ellos son aliados en el juicio. "Estos dos fueron lanzados vivos dentro de
un lago de fuego que arde con azufre."
Existe un nexo que falta ahora, amados
amigos, en esta historia triste y dolorosa. Es triste y dolorosa porque en el
juicio de estos dos hombres nosotros vemos en primer lugar el final de uno que
personifica, al final de los tiempos de dominación Gentil, el abuso del poder
que había sido entregado en las manos del hombre por Dios: dado que, lleno de
locura moral e impotente soberbia, él se convierte en el instrumento útil de
Satanás, en los actos últimos y finales de esta maldad pasmosa, hasta que él es
atado por Aquel cuyo calcañar él hirió cuando estuvo aquí, y el cual exhibe
entonces en este mundo, por tan largo tiempo lugar favorito para las acciones
de Satanás, las bendiciones que Él tuvo éxito en procurar para el hombre cuando
Él descendió bajo el oscuro dominio de aquel que tenía el poder de la muerte.
Triste y dolorosa, también, en cuanto al segundo lugar, en que las mentes de
los hombres siempre dispuestas a recibir la mismísima mentira de Satanás, y
siempre dispuestas a dudar del amor de Dios, llegan a estar tan infatuadas en maldad,
y en ceguera moral, como para recibir a uno como él como siendo el Cristo de
ellas. Pero, como estábamos comentando, hay aún un nexo faltante, y ese es, de
qué manera esta consumación de maldad espiritual, este falso Mesías, se
convierte en el nexo, como podemos decir, entre la historia de la Cristiandad
profesante y los Judíos, en el final y la crisis de la historia de esta era,
antes de la introducción de una era de bienaventuranza y paz. Esto será traído
nuevamente ante nuestras mentes; pero antes de esto, nosotros debemos
considerar otro tema que entra durante el gran paréntesis Gentil, el cual ocupa
el espacio entre aquel tiempo cuando Israel era el pueblo terrenal de Dios,
poseído y reconocido, y aquel cuando ellos lo serán nuevamente. Ese tema es el
'llamamiento (vocación) de la Iglesia'. En él está implicada la segunda venida
de Cristo por Sus santos, antes de Su
manifestación (aparición) con ellos
al mundo, en el juicio que hemos estado considerando parcialmente; también la
primera resurrección, la resurrección de entre los muertos (de la cual Cristo
fue las primicias) de los santos, los "hijos de la resurrección."
Este tema, queridos amigos, es un tema bienaventurado, cercano al corazón de
Cristo — el secreto que estaba oculto en Dios; el propósito eterno que Él se
propuso en Cristo Jesús nuestro Señor
F. G. Patterson
Traducido del Inglés por: B.R.C.O. – Agosto 2017.-