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CRISTIANISMO Y JUDAÍSMO CONTRASTADOS - Hebreos 6 (H.E.Hayhoe)

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CRISTIANISMO Y JUDAÍSMO CONTRASTADOS

UNA EXPOSICIÓN DE HEBREOS 6

 

Henry Edward Hayhoe

 

Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles ("") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares en que, además de las comillas dobles ("") se indican otras versiones mediante abreviaciones que pueden ser consultadas al final del escrito.

 

Prefacio

 

El escritor siente la gran importancia actual de la verdad presentada por Dios en la epístola a los Hebreos porque es la voz de un Cristo glorificado desde el cielo. El Cristianismo no comenzó con el NACIMIENTO de Cristo. Cuando Él vino a Israel como el Mesías prometido, ellos Le rechazaron y Le crucificaron, pero AHORA, dado que Él está sentado a la diestra de la Majestad en las alturas, Él habla desde allí, hablando del precioso fruto de la obra de la cruz en la cual Dios ha sido tan plenamente glorificado. Esto es Cristianismo. Los tipos y sombras del Judaísmo se han cumplido ahora, y el creyente es llevado a esas bendiciones celestiales de las que se habla en esta epístola como las cosas que son 'mejores'. (Hebreos 10: 34; 11: 16).

 

Aunque La Cristiandad no continúa con los sacrificios del Judaísmo, continúa en gran parte el ritual relacionado con él. Es importante ver que Dios ha desechado TODO EL SISTEMA y que el Cristianismo es algo enteramente nuevo. Así como fue difícil para los creyentes Hebreos dejar atrás el Judaísmo, así también es difícil para los Cristianos que han sido criados bajo la mezcla de Judaísmo y Cristianismo ver que están continuando con algo que Dios les ha llamado a 'dejar'. (Hebreos 6: 1).  Él lo ha reemplazado por algo mejor.

 

Que el Señor tenga a bien usar este pequeño folleto para traer a muchos de los Suyos a la luz y la libertad del Cristianismo con toda su bienaventuranza, para Su gloria y alabanza.

 

Cristianismo y Judaísmo Contrastados

 

"Por lo cual, dejando la palabra del comienzo del Cristo, pasemos adelante a lo que pertenece al crecimiento pleno, no volviendo a poner el cimiento del arrepentimiento de obras muertas, y de la fe en Dios, de la enseñanza sobre lavamientos rituales, de la imposición de manos, y de la resurrección de los muertos, y del juicio eterno; y esto haremos, si lo permite Dios." (Hebreos 6: 1-4 – JND).

 

Hemos citado estos versículos de la Nueva Traducción de la Biblia de J. N. Darby para que la fuerza de ellos pueda ser más claramente entendida. Estos versículos son muy importantes, aunque muy mal entendidos, y sin embargo, comprender este pasaje le permite a uno entender lo que es en realidad el Cristianismo en contraste con el Judaísmo. Saber esto es ir adelante a la perfección, o al crecimiento pleno. Esto no es perfección en la carne como algunos podrían pensar, sino que consiste en asirse de la obra perfecta consumada por el perfecto Hijo de Dios que da al pecador una posición perfecta delante de Dios. A no ser que esto sea comprendido, incluso verdaderos hijos de Dios permanecen siendo, 'niños'. (Hebreos 5: 13). Que el Señor lo haga realidad en poder en los Suyos porque hoy en día la Cristiandad a nuestro alrededor es, en gran medida, una mezcla de Judaísmo y Cristianismo.

 

La epístola a los Hebreos es, por tanto, muy instructiva para el Cristiano hoy en día. Hay dos palabras que caracterizan el ministerio del Espíritu en esta epístola, y es útil notar la importancia de ellas. La primera es 'contraste'. El Judaísmo es contrastado con el Cristianismo. Ahora bien, el Cristianismo no es una extensión del Judaísmo, ni es un progreso con respecto a él. Se trata de algo completamente nuevo. Esto nos lleva a la otra palabra que es 'mejor'. El Cristianismo es esa "cosa mejor" que es el fruto precioso de la cruz.

 

El primer capítulo de la epístola presenta la gloria del Hijo de Dios, preeminente sobre todas las cosas creadas, de modo que los ángeles Le adoran. El segundo capítulo presenta la gloria de Su persona como nuestro gran Sumo Sacerdote para compadecerse, socorrer, y fortalecernos para la vida del desierto aquí. En el capítulo 3 somos exhortados a retener "firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza." (Versículo 6). Esto es debido a la perfección de la obra que Cristo llevó a cabo en la cruz, y a la fidelidad de Su servicio como nuestro gran Sumo Sacerdote para conducirnos a través de todas las dificultades del desierto, y llevarnos a nuestra Canaán celestial. Su sacerdocio es "según el orden de Melquisedec", porque no es pasado a otro. Este sacerdocio no cesará hasta que toda la compañía de los redimidos haya entrado en el reposo de ellos.

 

"Los primeros rudimentos de los oráculos de Dios" (Hebreos 5: 12 – VM), fueron figuras y sombras de lo que iba a venir. Aferrarse ahora a ellos era negar el precioso hecho glorioso de la redención consumada. Estos Hebreos que habían profesado recibir a Cristo, al hacerlo, reconocían que Él había realizado la obra de redención, pero no habían entrado, por medio de la fe, en toda la bienaventuranza de esa obra con su fruto precioso. Ellos eran aún 'niños'. El capítulo seis fue escrito para presentarles una enseñanza positiva para 'dejar' lo que había sido ahora rechazado. La obra consumada de expiación en la cruz había hecho realidad las figuras y sombras del Judaísmo. A no ser que esto sea comprendido, uno no puede "manejar acertadamente la palabra de verdad." (2ª. Timoteo 2: 15 – VM).

 

El capítulo seis comienza, "Por lo cual, dejando la palabra del comienzo del Cristo." (Hebreos 6: 1 – JND). Esto se refiere al comienzo del ministerio de Cristo en la tierra. Leamos Mateo 10: 1-15). Cuando Cristo envió a sus apóstoles, les dijo que no fueran por el camino de los Gentiles, y que no entraran en ninguna ciudad de los Samaritanos, y que cuando fueran predicaran el evangelio del reino. Además, ellos debían sacudir el polvo de sus pies contra los que rehusaban el testimonio de ellos. Esto fue el llamamiento final a Israel, y la consecuencia de rechazarlo iba a ser el juicio. Nosotros no seguimos esa comisión AHORA — nosotros debemos 'dejarla'. Sin embargo, ella será reanudada después que la Iglesia haya sido arrebatada a la gloria, pero mientras tanto, nosotros predicamos el evangelio de la gracia de Dios, no la venida del reino. El reino será establecido en poder cuando todo el mal sea quitado. (Mateo 13: 41, 42). La esperanza del Cristiano es la venida del Señor a tomarnos para estar con Él en el cielo antes que ocurra todo esto. Veamos también ahora Mateo 23: 1-3. Encontramos aquí a Cristo diciendo a Sus discípulos, "En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen." Estas palabras del comienzo del Cristo debemos 'dejarlas' ahora. El templo con su ritual — la circuncisión, y la observancia de días según la ley de Moisés, ya no están en el pensamiento del Espíritu para nosotros. Él habla ahora de un Cristo GLORIFICADO, mostrándonos que estas cosas no eran más que figuras y sombras de la "cosa mejor." (Hebreos 11: 40).

 

No obstante, nosotros podemos aprender de estas figuras y sombras porque "Toda la Escritura es inspirada por Dios; y es útil" (2ª. Timoteo 3: 16 – VM), pero lo que es distintivo de este día actual de gracia maravillosa es el hecho bienaventurado de la presencia del Espíritu Santo aquí en la tierra como una persona Divina. Él nos da testimonio del fruto precioso de los padecimientos y la muerte de Cristo, para que andemos en la senda de la fe, regocijándonos en la esperanza del día cuando entraremos en los atrios eternos de gloria. (Véase Hebreos 3: 6; 6: 18-20; 10: 23).

 

La epístola a los Hebreos no trae ante nosotros la verdad del "un cuerpo" como la tenemos en la epístola de Pablo a los Efesios (Efesios 3: 1-8). Tampoco nos presenta la verdad de que nosotros poseemos vida eterna como hijos de Dios, como el apóstol Juan nos la presenta. Lo que es especialmente el tema de esta epístola es la gloria de la persona de Cristo, la excelencia de Su obra en la cruz, y la perfección de la posición del creyente como resultado de ella. Esta es la perfección o crecimiento pleno del que el apóstol habla en Hebreos 6: 1: "Por lo cual, dejando la palabra del comienzo del Cristo, pasemos adelante a lo que pertenece al crecimiento pleno…" (JND). Querido lector Cristiano, nosotros sentimos la bienaventuranza de esta verdad y deseamos que el Espíritu de Dios la ministre a su alma. Usted ha sido perfeccionado para siempre — continuidad ininterrumpida — separado (santificado) por haber sido limpiado, "porque con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que son santificados." (Hebreos 10: 14 - VM). El apóstol deseaba que estos creyentes Hebreos dejaran de lado todo el ritual del Judaísmo y se regocijaran en la perfección de la posición del creyente como fruto de la obra de Cristo.

 

"No volviendo a poner el cimiento del arrepentimiento de obras muertas, y de la fe en Dios, de la enseñanza sobre lavamientos rituales, de la imposición de manos, y de la resurrección de los muertos, y del juicio eterno; y esto haremos, si lo permite Dios." (Hebreos 6: 1-4 – JND).

 

Se nos dice aquí que no volvamos a poner "el cimiento del arrepentimiento de obras muertas, y de la fe en Dios." En el gran día de la expiación dado a los hijos de Israel (Levítico 16: 29-34), todos en la congregación debían afligir sus almas en arrepentimiento para con Dios, mientras una ofrenda debía ser hecha por sus pecados. Esto era repetido anualmente, recordándoles así sus pecados. Tales obras eran AHORA "obras muertas" — ellas eran eso para los que continuaban en ellas después de la "una sola ofrenda" de Cristo por los pecados que está ahora consumada "una vez para siempre." (Hebreos 10: 10, 18). La confesión de nuestros pecados es ahora necesaria para la comunión (1ª. Juan 1: 9), pero la posición perfecta del creyente es siempre la misma. El Antiguo Testamento era la voz de Dios para el hombre, pero nosotros debemos oír ahora la voz del Hijo hablando desde el cielo para disfrutar, por medio del Espíritu, el fruto precioso de Su obra en la cruz. (Véase Hebreos 1: 1-4; léase después cuidadosamente Hebreos 12: 25). La voz de un Cristo glorificado hablando desde el cielo es muy preciosa e importante. En el Antiguo Testamento ellos tenían fe en Dios, pero ellos debían pasar ahora a lo que pertenecía al crecimiento pleno y oír al Hijo hablando desde el cielo.

 

Tenemos a continuación la exhortación a desechar la doctrina de lavamientos rituales. Esta ceremonia era bien conocida para los Hebreos. La encontramos mencionada en Levítico 16: 23-26 en relación con el día de la expiación para Israel. Todas estas figuras y sombras de los bienes venideros son dejadas a un lado ahora. (Hebreos 10: 1-3). El creyente está ahora, y en todo tiempo, "del todo limpio." (Juan 13: 10 – VM). Su conciencia no lo acusa de culpa en la presencia de Dios porque su posición delante de Él nunca cambia. Para DISFRUTARLA nosotros debemos juzgar cada fracaso, pero este no es el tema de la epístola a los Hebreos. Podemos aprender eso cuando el apóstol está hablando de la comunión en 1ª. Juan 1: 9.

 

Pues bien, tenemos también el abandono de la doctrina de "la imposición de manos." Este ritual lo encontramos también en Levítico 16: 20-22. Ustedes observarán que era Aarón quien ponía sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, confesando "sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel y todas sus transgresiones en todos sus pecados." (Levítico 16: 21 – JND). Qué bueno es saber que 'nuestro Aarón' — Cristo nuestro Sumo Sacerdote — el cual conocía todos nuestros pecados, los ha confesado y los ha hecho Suyos en la cruz. Por lo tanto, ya no hay necesidad de esta ceremonia porque la cuestión del pecado y de la culpa fue resuelta para siempre en la cruz. Ustedes oyen a personas decir, «Confiesa tus pecados y ven a Dios.» ¿Cómo puedo yo hacerlo? Yo he olvidado muchos de ellos y hay veces en que pecamos, y debido a nuestra torpeza no nos damos cuenta de que lo hemos hecho. Dios lo ha RESUELTO ahora "una vez para siempre" en la cruz según Su propio conocimiento perfecto de nuestra culpa. ¡Cuán precioso!

 

Luego tenemos la exhortación a 'dejar' la doctrina "de la resurrección "DE" los muertos." Ustedes dirán, ¿Qué? ¿Renunciar a eso? Sí, porque en el Cristianismo nosotros aprendemos la verdad preciosa de la resurrección "DE ENTRE" los muertos. En Filipenses 3: 11 es usada una palabra Griega especial que significa, "la resurrección hacia afuera, fuera de."  La primera vez que ustedes tienen esta preciosa verdad de labios de nuestro Señor Jesucristo está en Marcos 9: 9, "Y mientras bajaban del monte, les mandó que a nadie dijesen las cosas que habían visto, sino cuando el Hijo del hombre se hubiese levantado de entre los muertos" (VM), y los discípulos se preguntaron qué podría ello significar. Ellos creían en la resurrección DE los muertos (Juan 11: 24; Hechos 23: 6-8), pero la resurrección DE ENTRE los muertos fue algo nuevo. El señor insinuó esto en Su palabra a Marta. (Juan 11: 26). Después, en Juan 14: 1-3 el Señor se refiere a Su venida a buscar a los Suyos. La primera revelación del modo de esta venida está en 1ª. Tesalonicenses 4: 13-18. Pablo, tal como nos dice allí, recibió esto del Señor. La Resurrección DE ENTRE los muertos es claramente enseñada en Lucas 14: 14 donde es llamada "la resurrección de los justos", y también en Lucas 20: 35 se habla de algunos como "tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo." Juan 5: 29 separa nuevamente las dos resurrecciones, tal como Pablo lo hace en Hechos 24: 15. Juan nos dice que están separadas por a lo menos mil años. (Apocalipsis 20: 5). La voz de un Salvador glorificado nos asegura Su venida a librarnos de la ira que viene sobre este mundo. (1ª. Tesalonicenses 1: 9, 10). Estos creyentes Hebreos son exhortados así a 'dejar' la doctrina de la resurrección DE los muertos porque ellos, si pasaban por la muerte, tendrían parte en la resurrección DE ENTRE los muertos. ¡Oh, que la esperanza bienaventurada de Su venida sea nuestra esperanza diaria! ¡Ese momento está cerca! Es por este motivo que los Cristianos entendidos no usan la así llamada 'ceremonia o servicio religioso protocolar' en los sepelios. Dado que esperamos que el Señor venga en cualquier momento, no podemos negar nuestra esperanza diciendo que el cuerpo volverá a al polvo y a las cenizas. Si el Señor viene hoy, los cuerpos de los creyentes que han muerto recién nunca volverían al polvo, sino que resucitarían DE ENTRE los muertos y serían transformados inmediatamente a la semejanza de Cristo. (1ª. Corintios 15: 52-57).

 

A continuación somos exhortados a 'dejar' la doctrina "del juicio eterno." En el ritual del Judaísmo no había ninguna conciencia permanente del perdón de los pecados, ni de la seguridad de la salvación eterna. Ellos temían a la muerte, pero para nosotros el temor a la muerte ha desaparecido. (Hebreos 2: 14, 15). "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús." (Romanos 8: 1). Hebreos 9: 27, 28 nos dice, "está decretado a los hombres que mueran una sola vez, y después de esto se seguirá el juicio, así también Cristo, habiendo sido ofrecido una sola vez, para llevar los pecados de muchos, la segunda vez, sin pecado, aparecerá para la salvación de los que le esperan." (Hebreos 9: 27, 28 – VM). ¡Oh, que el lector sea de esa compañía que sabe que el juicio para ellos ha pasado! La cuestión de nuestros pecados fue resuelta para siempre. (Hebreos 10: 17). Su venida es para nuestra salvación, para librarnos de toda la escena de nuestra peregrinación, y llevarnos a una herencia mejor — la Jerusalén celestial. (Hebreos 10: 34; 12: 22). Aunque hay un juicio eterno para los que rechazan a Cristo, nosotros que somos salvos podemos cantar: 'La muerte y el juicio ESTÁN DETRÁS de nosotros. La gracia y la gloria están adelante. Todas las olas pasaron sobre Jesús. Allí consumieron su máximo poder.' (Véase Salmo 42).

 

"Esto haremos, si lo permite Dios." (Hebreos 6: 3 – JND). Qué importante palabra para nuestras almas. El Cristiano Hebreo no debía dudar, pues cuando Dios por medio de Su Espíritu obró en su alma, él fue llamado a actuar y a no permanecer en el sistema que Dios estaba a punto de juzgar. Actuemos también nosotros en la obediencia de la fe para que el ejercicio de alma a través del cual Su gracia nos hace pasar no se debilite en poder, y entonces nos establezcamos en aquello que Su Palabra nos ha mostrado que debemos abandonar.

 

Esto nos lleva al versículo 4 de nuestro capítulo donde se nos dice que "es imposible renovar otra vez para arrepentimiento a los que una vez fueron iluminados" (Hebreos 6: 4 – JND), pero habían dado su espalda a Cristo. Esto trae ante nosotros un grupo siempre en aumento de personas que han sido iluminadas por la Palabra de Dios — Cristianos profesantes que nunca han sido probados en cuanto a su fe en Cristo.  Ellos pueden haber recibido la Palabra con gozo, sin que la conciencia haya sido alcanzada, pero no tienen ninguna raíz en ellos mismos. (Mateo 13: 20, 21). Ellos "han gustado del don celestial" — la dulzura del evangelio los ha atraído. pero el Señor nos dice que "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad." (Mateo 7: 21-23). Los tales pudieron ser "hechos participantes del Espíritu Santo", como Balaam y Saúl en el Antiguo Testamento, y Caifás en el Nuevo Testamento, y sin embargo ser hombres no salvos. Ellos habían gustado "la buena palabra de Dios, y las obras de poder del siglo venidero (la época del milenio)" (Hebreos 6: 5 – JND). Muchos habían sido sanados — todos serán sanados en el milenio (Salmo 103: 3) — no obstante, a menos que hubiera un verdadero arrepentimiento para con Dios y fe en nuestro Señor Jesucristo, ellos podían tener todas las bendiciones EXTERNAS del Cristianismo y perecer. La epístola a los Hebreos insta a todos los que habían aceptado a Cristo a dejar las antiguas formas Judías y salir a Cristo, fuera de todo el sistema. (Hebreos 13: 13). Los que deliberadamente permanecían en el sistema después de tener todas estas bendiciones externas, junto con la profesión de haber una vez recibido a Cristo, eran apóstatas, y mediante su rechazo a dejar el Judaísmo estaban expuestos a la ira venidera sobre esa nación. El pecado deliberado en Hebreos 6 y 10 consiste en la profesión externa sin la fe que aceptaba el vituperio de Cristo. No había ningún fruto para Dios, sólo espinas y abrojos. (Hebreos 13: 13; 6: 7, 8).

 

A continuación tenemos, desde el versículo 9 en adelante, al apóstol consolado con respecto a los que producían fruto por medio de la fe y la paciencia. Dios no sería injusto como para olvidarse de los tales. Los restantes versículos del capítulo 6 son firmes en cuanto a la seguridad de obtener el hogar celestial en el que Cristo, el precursor, ya ha entrado. Nosotros tenemos la Palabra y el juramento de Dios, el cual jura por Sí mismo de que por estas "dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, seamos grandemente animados los que hemos huido para refugiarnos, echando mano de la esperanza puesta delante de nosotros." (Hebreos 6: 18 – LBLA). Tan ciertamente como el Precursor ha entrado, así lo haremos también nosotros, y por tanto, somos exhortados a "retener inquebrantable la confesión de la esperanza (porque fiel es el que ha prometido)" (Hebreos 10: 23 – JND).

 

A esta segura y bienaventurada esperanza es añadido el sacerdocio de Cristo según el orden de Melquisedec. (Hebreos 6: 20). ¡Cuán sumamente precioso es este evangelio de la gracia de Dios! Este evangelio coloca al pecador que cree en la Persona y en la obra de Cristo en una posición tal delante de Dios que él puede acercarse al "Lugar Santísimo" mismo con santa confianza. (Hebreos 10: 19). Además, también sabemos que Aquel que llevó a cabo esta obra gloriosa mediante la cual Dios ha sido glorificado perfectamente y que ha quitado el pecado para siempre, está ahora a la diestra de Dios viviendo siempre para interceder por nosotros. (Hebreos 7: 25). Que podamos regocijarnos y presentar siempre el fruto de nuestros labios en agradecida alabanza, mientras buscamos en el trono de la gracia la misericordia y la gracia necesarias para ayudarnos a andar en el bien actual de esta "salvación tan grande." Que toda tentación y toda prueba encuentren nuestros corazones volviéndose a nuestro gran Sumo Sacerdote, para la ayuda necesaria para andar en alegría de espíritu mientras esperamos Su venida a completar nuestra salvación. (Hebreos 10: 37).

 

H. E. Hayhoe (1881-1962)                                       

 

Traducido del Inglés por: B.R.C.O. – Marzo 2019.-

 

Otras versiones de La Biblia usadas en esta traducción:

 

LBLA = La Biblia de las Américas, Copyright 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, Usada con permiso.

JND = Una traducción literal del Antiguo Testamento (1890) y del Nuevo Testamento (1884) por John Nelson Darby (1800-82), traducido del Inglés al Español por: B.R.C.O.

VM = Versión Moderna, traducción de 1893 de H. B. Pratt, Revisión 1929 (Publicada por Ediciones Bíblicas - 1166 PERROY, Suiza).

Publicado en Inglés por:

Bible Truth Publishers

https://bibletruthpublishers.com/

Título original en Inglés:

CHRISTIANITY AND JUDAISM CO¡NTRASTED - AN EXPOSITION OF HEBREWS 6

by: H. E. Hayhoe

Traducido y publicado con permiso

Versión Inglesa
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