LOS
COMPAÑEROS DE DAVID Y LOS AMIGOS DE PABLO
Todas
las citas bíblicas se encierran entre
comillas dobles ("") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera
Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares en que además de las
comillas dobles ("") se indican otras versiones mediante
abreviaciones que pueden ser consultadas al final del escrito.
2º. Samuel 23; Romanos 16.
C. H. Mackintosh
¡Cuán preciosos son esos vínculos
específicos que son formados por la mano de Dios! Existe el gran vínculo general
que nos relaciona con todos los
hijos de Dios — todos los miembros del cuerpo de Cristo; pero hay vínculos específicos
que siempre debemos
reconocer y procurar fortalecer y perpetuar, de todas las maneras correctas.
Últimamente estuvimos considerando con
mucho interés y provecho a los valientes de David en 2º. Samuel 23, y a los
amigos de Pablo en Roma en Romanos 16. De los muchos miles de Israel — miembros
circuncisos de la congregación, hijos de Abraham — hubo comparativamente pocos
que se distinguieron por una dedicación personal y sincera consagración.
Incluso entre esos pocos hubo marcadas diferencias. Hubo "los
treinta", los "tres", y "los tres primeros". Cada uno
tiene su propio lugar específico en la página del libro de la vida responsable
y práctica, según lo que él era o lo que había hecho. Además, se nos dice
particularmente lo que cada uno hizo y de qué manera lo hizo. Nada es olvidado,
sino que todo está fielmente registrado; y ninguno puede jamás conseguir el
lugar de otro. Cada uno hace su propia obra, desempeña su propia función, y
obtiene su propia recompensa. [Ver nota]
[Nota: Podemos
observar la misma cosa en el caso de los doce apóstoles. Leemos mucho más acerca
de Pedro, Jacobo y Juan, que acerca de los otros nueve. Y no sólo eso, sino que
en el caso de esos tres, nosotros notamos una diferencia, porque uno es
nombrado especialmente como "el discípulo a quien amaba Jesús", y el
cual en la cena se había recostado sobre el pecho de Jesús. ((Juan 21: 20), Es
así a través de toda la Palabra. Consideren a Abraham y Lot; Elías y Abdías; la
Sunamita y la viuda en Sarepta. Lector Cristiano, procuremos fervientemente un
andar más cercano con Dios — una intimidad más profunda con la mente de
Cristo].
Así también en Romanos 16. Nada puede
ser más destacado o sorprendente que la hermosa distinción que caracteriza esta
exquisita Escritura. En primer lugar, fíjense ustedes en la manera en que Febe
es recomendada a la asamblea en Roma. Leemos, "Os recomiendo además
nuestra hermana Febe". ¿En qué terreno? ¿Es porque ella está 'partiendo el
pan', o en 'comunión' en Cencrea? No, sino porque ella "está al servicio de la iglesia,
y, porque
ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo".
(Romanos 16: 1 – RVR1977).
Él presenta, en un lenguaje conmovedor
y contundente, la base moral de la reivindicación de ella sobre la hospitalidad
y la ayuda de la asamblea. Decir que una persona está 'partiendo el pan' no es,
¡lamentablemente! ninguna garantía de consagración personal. Ello debería
serlo; pero no lo es. Y de ahí que esperar la conmiseración, la ayuda, y la
confianza del pueblo del Señor sobre esa base es injustificable. Incluso el
propio apóstol, cuando pide las oraciones de los hermanos, presenta la base
moral de su solicitud. Él se dirige a los hermanos y dice, "orad por
nosotros". ¿Sobre qué base? ¿Es porque 'nosotros estamos partiendo el pan'
o 'en comunión? Nada por el estilo; sino, "porque estamos seguros que
tenemos buena conciencia, deseando en todas las cosas vivir honradamente".
(Hebreos 13: 18 – VM).
Presten después atención a la mención
de Priscila y Aquila. ¿Qué habían hecho ellos? Habían sido colaboradores del
apóstol. Ellos habían expuesto sus vidas por él. Y él añade, "a los cuales
no sólo yo doy gracias, sino también todas las iglesias de los gentiles".
Esto es excepcionalmente hermoso. Ellos habían adquirido para sí mismos una
buena calificación. Se habían abierto camino hacia la confianza y estima del
apóstol y de todas las asambleas. Así debe ser. No podemos ganar la confianza y
el afecto de las personas, todo en un momento. Tenemos que recomendarnos
mediante una vida de justicia práctica y consagración personal. Leemos, "recomendándonos
a toda conciencia humana, por la manifestación de la verdad, en la presencia de
Dios". (2ª. Corintios 4: 2 – VM).
Por otra parte, consideren el toque
exquisito en Romanos 16: 12: "Saludad a Trifena y a Trifosa, las cuales trabajan
en el Señor. Saludad a Pérsida,
la bien amada, que ha trabajado mucho
en el Señor". ¡Vean qué distinción más encantadora hay aquí! ¿Por qué él
no clasifica a las tres juntas? La razón es evidente: a saber, porque dos sólo
habían trabajado, mientras que la tercera había trabajado mucho. Cada uno o cada
una obtienen su lugar, según lo que ellos
eran, y conforme a lo que habían hecho.
Tampoco Trifena y Trifosa habrían
tenido algún motivo de envidia o celos contra Pérsida, debido a que a ella se
la caracterizaba como "bien amada", mientras a las otras no se las
caracterizaba así; o porque la palabra "mucho" fue añadida a su
trabajo y retenida de ellas. ¡Ah! No; envidia y celos son el fruto pernicioso
del hecho miserable de ocuparse de uno mismo; estas dos cosas no hallan lugar
alguno en un corazón totalmente consagrado a Cristo y a Sus preciosos
intereses.
Ahora bien, yo considero 2º. Samuel capítulo
23 y Romanos capítulo 16 como páginas de muestra del libro de la vida
responsable y práctica, en las cuales cada uno ha sido inscrito de acuerdo a lo
que él es y a lo que él ha hecho. Todo ello es por gracia, obviamente. Cada uno
se deleitará en decir que, "por la gracia de Dios soy lo que soy".
(1ª. Corintios 15: 10). Además, todos los hijos de Dios y miembros de Cristo
son igualmente "aceptos en el
Amado", todos están en una relación común. El miembro más débil del cuerpo
de Cristo es amado por Dios como Cristo es amado. La Cabeza y los miembros no
pueden ser separados. Como Él es, así son ellos. El hijo más débil en la
familia tiene su lugar propio en el corazón del Padre, con lo cual nadie puede
intervenir jamás. (Efesios 1: 6; Juan 17: 26; 1ª. Juan 4: 17).
Todo esto es bienaventuradamente
cierto, y nada puede tocarlo jamás. Pero cuando pasamos al gran asunto de la
vida práctica y la consagración personal, ¡qué interminable variedad! Nosotros vemos
a "los tres", a "los tres primeros", y a "los
treinta". Una cosa es ser "aceptos",
y otra cosa es ser "aprobados"
o agradables. Una cosa es ser un hijo amado y otra cosa es ser un siervo consagrado.
Existen el amor de relación y el amor de complacencia.
Estas cosas no deben ser confundidas. Y
muy ciertamente, debe ser el ferviente deseo de todo acepto hijo de Dios ser un
siervo aprobado de Cristo. ¡Oh! Que ello pueda ser así más y más en este
día de fría indiferencia y de fría búsqueda de uno mismo, en el que muchos
parecen descansar satisfechos con el mero hecho de estar en comunión, como se
lo denomina — es decir, la forma de partir el pan; y tan pocos,
comparativamente, insisten en aquel alto estándar de consagración personal que,
podemos estar seguros, es "agradable" al corazón de Cristo.
Que no se nos interprete
equivocadamente. La verdadera comunión en el Espíritu — la comunión de los
santos, es preciosa más allá de toda expresión; y el partimiento del pan, en
verdad y sinceridad, en recuerdo de nuestro adorable Señor y Salvador Jesucristo,
el cual nos amó, y se entregó a Sí mismo por nosotros, es uno de los privilegios
más elevados y más abundantes para aquellos cuyos corazones son fieles a Él. Todo
esto es claramente entendido y plenamente admitido.
Pero, por otra parte, nunca debemos
olvidar la fuerte tendencia de nuestros pobres corazones a descansar en meras
formas y fórmulas cuando el poder ha desaparecido. Una cosa es estar en comunión
nominal y realizar la forma exterior de partir el pan, y otra cosa muy distinta
es ser un ferviente, consagrado, y manifiesto siervo de Cristo. Esto último es
lo que debemos anhelar de manera vehemente; pero descansar en lo primero es un
miserable engaño, que mata la conciencia, endurece el corazón, y engaña al
alma.
C. H. Mackintosh
«Comprado por precio, y no por el mío,
No ya para que yo viva,
Para ser para Él, sólo para Él,
El cual me dio todo lo que la gracia pudo dar,
el cual se entregó a Sí mismo — fue hecho pecado por mí,
Para ganar mi culpable corazón sin valor.
«Comprado por precio, ahora yo procuraría
Ser un sacrificio vivo,
Conformado a Él, puro, santo, manso,
A quién en el trono puedo ahora ver;
Andar como Él en este lugar desierto,
En verdad y amor y poder y gracia.
«Comprado por precio, para esperarle a Él,
Descansando bajo Su amable sonrisa,
Que ilumina la esperanza cuando la fe se oscurece,
Y me anima a través del "aún un poquito".
Mientras espero aquí Su rostro ver,
El cual viene Él mismo a acogerme.» *
* Versos tomados por C. H. Mackintosh De: 'From Day Dawn Praises' escritos
por G.W.F.
Traducido del Inglés por: B.R.C.O. – Julio 2019.-
Otras versiones de La
Biblia usadas en esta traducción:
RVR1977 = Versión
Reina-Valera Revisión 1977 (Publicada por Editorial Clie).
VM = Versión Moderna,
traducción de 1893 de H. B. Pratt, Revisión 1929 (Publicada por Ediciones
Bíblicas - 1166 PERROY, Suiza).