Divisiones:
una palabra oportuna
J. N. Darby
Todas las citas
bíblicas se encierran entre comillas dobles ("") y han sido tomadas
de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960 (RVR60).
De la revista "The
Christian Shepherd", 1998
Es de la
más profunda importancia ver que la base de la súplica de Daniel es el hecho, enfatizado
una y otra vez en su confesión, de que es Dios mismo el que había disgregado al
pueblo (Daniel 9: 7, 12, 14). Hasta que este hecho no sea afrontado y reconocido,
sin ninguna reserva, no puede haber recuperación. Una vez que ello es afrontado,
nosotros tenemos un buen terreno en el que acudir a Dios y suplicar para
recuperar misericordia. Dios es Uno que no sólo puede disgregar, sino que Él también
puede sanar. Puede dispersar y puede reunir.
Al rehusar
reconocer que es Dios el que nos ha disgregado, y al ver solamente la locura que
los hombres han cometido, nosotros cerramos la puerta a toda esperanza de
recuperación para aquellos que desean ser fieles a Dios. Teniendo a los hombres
ante nosotros, estamos pensando en los que pueden disgregar pero que no tienen
ningún poder para recuperar, mientras que Dios puede disgregar y Dios
puede recuperar.
El hecho
de ver que solamente los hombres causan divisiones ha llevado a muchas personas
sinceras a la falsa conclusión de que, si los hombres causan divisiones, los
hombres también tienen el poder de remediarlas. Por eso los esfuerzos que se
hacen para reunir de nuevo al pueblo de Dios están condenados de antemano al
fracaso, y a algo peor que el fracaso, ya que ellos no hacen más que aumentar
la confusión ya existente entre el pueblo de Dios.
Reunir
está más allá de la sabiduría del hombre; es la obra de Dios. Nosotros podemos
destruir, podemos dispersar y podemos quebrantar corazones, pero, "Jehová
edifica a Jerusalén; a los desterrados de Israel recogerá. El sana a los
quebrantados de corazón, y venda sus heridas". (Salmo 147: 2, 3).
J. N. Darby
Traducido del inglés por: B.R.C.O. – Diciembre 2020.