EDIFICACIÓN ESPIRITUAL CRISTIANA EN GRACIA Y VERDAD

LAS SETENTA SEMANAS DE DANIEL 9 (PAUL WILSON)

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19ª Parte de: TÉRMINOS PROFÉTICOS

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LAS SETENTA SEMANAS DE DANIEL 9

 

Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles (" ") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960 (RV60) excepto en los lugares en que además de las comillas dobles ("") se indican otras versiones mediante abreviaciones que pueden ser consultadas al final del escrito.

 

Paul Wilson

 

19ª Parte de: TÉRMINOS PROFÉTICOS

 

Las Escrituras habían predicho la venida del Mesías y habían presentado muchos detalles concerniente a ello. Y cuando Él vino, Él vino en el tiempo especificado, en el lugar designado y de la manera anunciada; la Palabra de Dios debía cumplirse. Pero ellas también predijeron Su rechazo y describieron el aborrecimiento y la enemistad de los hombres, actitud que continuaría hasta que Él fuera expulsado. Una de las profecías concernientes a Su rechazo nos es presentada en Daniel 9:

 

"Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí", o más literalmente, "y no tendrá nada”. Daniel 9: 26.

 

A su Mesías le iba a ser quitada la vida y no iba a tener nada de la gloria y el reino que Le pertenecían. ¡Con cuánta exactitud se cumplió esto! "Fue cortado de la tierra de los vivientes". (Isaías 53: 8).

 

Cuando el Señor Jesús estuvo aquí Sus discípulos esperaban que Él estableciera Su reino y reinara. Ellos conocían las profecías concernientes al Mesías reinando en Su gloria en la tierra, pero pasaron por alto completamente aquellas que con la misma claridad hablaban de Su rechazo y de ser "cortado" sin recibir la gloria. Incluso después que el Señor murió y resucitó ellos esperaban la gloria del reino. En el camino a Emaús con los dos discípulos, Él les dijo,

 

"¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?". Lucas 24: 25, 26.

 

Ellos estaban dispuestos a creer parte de aquello de lo cual los profetas habían hablado; es decir, estaban dispuestos a creer en un Mesías que viene a reinar en gloria. El Señor los reprende por no creer todo lo que se había dicho acerca de Él y luego pasó a explicar que Su rechazo debía acontecer antes de Su gloria. El Señor Jesús cumplió todos los requisitos de la profecía concerniente a Su nacimiento y a Su vida, y sin embargo los ojos de los judíos estaban cerrados, de modo que no lo discernieron a Él ni a Su gloria. Ellos no conocieron el tiempo en que fueron visitados. (Lucas 19: 44). Y por último clamaron: "¡Fuera, fuera, crucifícale!". (Juan 19: 15).  Y cuando Pilato les planteó Su inocencia, ellos dijeron: "Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos". (Mateo 27: 25). ¡Oh, qué fatídica elección fue hecha aquel día! Allí estaban con su Mesías delante de ellos en el umbral mismo de la bendición de ellos, pero ellos "le echaron fuera de la viña, y le mataron". (Lucas 20: 9-18).  Con 69 de las 70 semanas (483 años de los 490 años) ya cumplidas, ellos crucificaron al "Señor de gloria" y pospusieron así la bendición.

 

La última semana (la 70ª) que precederá inmediatamente y dará paso al comienzo del glorioso reinado del Mesías fue separada de las otras 69 semanas en la profecía. Que hay una interrupción entre las semanas 69 y 70 es claramente evidente, pero no hay ninguna indicación en el libro de Daniel capítulo 9 en cuanto a la duración de dicha interrupción. El rechazo de Israel a Cristo trajo un paréntesis indefinido en los modos de obrar de Dios con ellos.

 

No es algo excepcional que las profecías del Antiguo Testamento relacionadas con Israel traten de acontecimientos en aquel entonces cercanos, después de lo cual pasan rápidamente al tiempo del fin y predicen las circunstancias y acontecimientos que suceden en la venida de Cristo para ejecutar juicio y reinar. Cristo es el Objeto de la profecía y toda profecía conduce a Él. Esto debería ser tenido en cuenta por todos los que querrían indagar en la profecía. Dios no la dio para divertirnos o para ejercitar nuestro intelecto, sino para conducirnos a Sus propósitos respecto a Su Hijo. A menos que esto sea visto, el estudio de la profecía será frío e infructuoso. Veamos ahora lo que se dice en cuanto al intervalo entre las semanas 69 y 70.

 

"Y el pueblo del príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario. Su fin vendrá con inundación; aun hasta el fin habrá guerra; las desolaciones están determinadas". Daniel 9: 26 - LBLA.

 

Jerusalén y el templo iban a ser destruidos en el tiempo después que a su "Mesías Príncipe" se le quitara la vida. No dice exactamente cuánto tiempo después que a Él se le quitara la vida esto tendría lugar, pero nosotros conocemos por la historia que fue unos cuarenta años después. El propio Señor predijo que los homicidas iban a ser destruidos y su ciudad quemada. (Véase Mateo 21: 41 y 22: 7). Los judíos habían procurado congraciarse con el gobierno romano porque temían que los romanos destruirían su lugar santo y su nación. (Juan 11: 48). Cuando su Mesías fue juzgado ante Pilato ellos dijeron: "No tenemos más rey que César". (Juan 19: 15).  No obstante, su ciudad iba a ser destruida, y ellos mismos iban a ser dispersados por toda la tierra, lo cual no era más que una de las funestas consecuencias de su rechazo de Cristo y de haber dicho: "Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos". Esta destrucción y las continuas desolaciones fueron predichas en Lucas 21: 20-24.

 

Leemos, "Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado… porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo. Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan”.

 

Otro asunto que debe ser observado en esta profecía, que enfatiza aún más la exactitud de la Escritura, es la nominación de quién destruiría la ciudad de Jerusalén. No fueron los persas ni los griegos que los siguieron como potencia mundial, sino otro pueblo nombrado aquí como "el pueblo del príncipe que ha de venir". (Daniel 9: 26).  Nosotros sabemos que este pueblo fueron los romanos, — el mismo pueblo con quienes los judíos procuraron congraciarse y que destruyó tanto su lugar santo como su nación. La Palabra no dice que «el príncipe que ha de venir» destruirá la ciudad sino su pueblo, dejando dicha mención para una fecha posterior para la aparición del príncipe mismo. Ahora bien, este príncipe claramente no podía significar "el Mesías Príncipe", porque a Él le fue quitada la vida. Pero algún gran personaje ha de venir a la escena en una fecha posterior el cual es llamado aquí el príncipe. Ahora bien, si el pueblo que es llamado ‘su pueblo’ eran claramente los romanos, entonces este gran príncipe va a ser un romano, pero todavía no hemos llegado al versículo 27 para considerarlo. En el versículo 26 se profetiza la destrucción de la ciudad:

 

“Su fin vendrá con inundación; aun hasta el fin habrá guerra”. Daniel 9: 26 – LBLA).

 

Pero aquí, en Lucas capítulo 21 es indicada la forma continua de calamidad para Jerusalén. ¿Y acaso no ha sido así? Muchos judíos han sido dispersados por todas partes y sin embargo siguen siendo un pueblo distinto. La mezquita musulmana está actualmente en el mismo lugar donde estuvo el templo. Esto es, entonces, lo que llena la laguna en la profecía en lo que respecta a los judíos. Obviamente nosotros sabemos que Dios ha usado este intervalo por la operación del Espíritu Santo para reunir de la tierra un pueblo para el cielo. Es ahora, mientras los judíos son excluidos, que la Iglesia está siendo edificada. Nosotros estamos viviendo en el día de la gracia de Dios para con este mundo. Estamos viviendo en el día del privilegio y la preferencia gentil. Los judíos están cegados judicialmente debido a su rechazo de su Mesías; sin embargo, un remanente de ellos cree y llegan a ser parte de la Iglesia de Dios, con la porción de ellos en el cielo y no en la tierra.

 

Estaría bien que todos nosotros considerásemos que este paréntesis en los modos de obrar de Dios con la tierra ha durado casi 2000 años. Este intervalo pronto se agotará, y los modos de gracia de Dios cambiarán a actos de juicio para esta tierra que rechaza a Cristo, porque los gentiles tampoco han continuado en la bondad de Dios. Nosotros debemos ser conscientes de que ya estamos al final del intervalo ahora. De hecho, puede que haya finalizado antes de que este artículo se imprima, — el Señor puede haber venido.

 

Lector, ¿es usted salvo? ¿Ha aceptado a Cristo como su Salvador personal? ¿Ha estado usted alguna vez ante Dios por sus pecados y ha visto al Señor Jesús muriendo en la cruz por esos mismos pecados? Si no es así, recuerde que su tiempo se está agotando. Dios ha tardado todos estos siglos mostrando Su gracia y paciencia para con el mundo, pero Él nos ha dicho que el día del juicio viene pronto.

 

Nosotros hemos visto las terribles calamidades que han sobrevenido a los judíos por su rechazo de Cristo. ¿Cree usted que los gentiles y la profesión vacía y sin vida de cristianismo escaparán? No, no, no. La única manera de escapar de la ira venidera es por medio de la sangre de Cristo. ¿Está usted bajo ese refugio? Nada más importará.

 

Paul Wilson

 

Traducido del Inglés al Español por: B.R.C.O.- Diciembre 2024.

 

Otras versiones de La Biblia usadas en esta traducción:

LBLA = La Biblia de las Américas, Copyright 1986, 1995, 1997, 2000 por The Lockman Foundation, Usada con permiso.


Título original en inglés:
Prophetic Terms: The Seventy Weeks of Daniel 9, Articles by Paul Wilson
Traducido con permiso
Publicado por:
Bible Truth Publishers

Versión Inglesa
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